Editorial
RADIOGRAFÍAS – Oídos sordos en las armonías y suaves cantos
RADIOGRAFÍAS
Oídos sordos en las armonías y suaves cantos
NORMA SALAZAR
Anna Beer nació el 24 de octubre de 1964 en Londres, Reino Unido Es Miembro del Colegio Kellogg, impartió clases de Literatura en el Departamento de Educación Continua de la Universidad de Oxford en los años 2003 y 2010. Destacada biógrafa en su país, sus investigaciones principalmente se relacionan en literatura, historia y por supuesto la política, entre sus libros más notables se encuentran Bess Throckmorton, la esposa de Sir Walter Ralegh (2004), la vida de John Milton (2008), el trabajo de investigación de las vidas y el trabajo de las compositoras Sounds and Sweet Airs: las mujeres olvidadas de la música clásica que fue publicado por One world publications (2016), este último fue seleccionado para los Premios Royal Philharmonic Society Awards enel año 2016 y 2017 para la Comunicación Creativa.
Con este brevísimo preámbulo nos enfocaremos al libro en cuestión recién publicado bajo el título Armonías y suaves cantos Las mujeres olvidadas de la música clásica de Anna Beer con traducción de Francisco López Martín y Vicent Minguet, bajo el sello de ACANTILADO, 2019.
Los criterios de género y reconstrucción de lo femenino y masculino conllevan a un mundo binario causante de desigualdades. En el ámbito social los géneros es una causa de enseñanza cultural, los roles establecidos según el sexo, identificándose de perfil transversal en todas las culturas, una evidencia obvia que todas las instituciones y elementos de socialización elegidas se conducen por una metodología y acción participativa, es decir, en una aula se convive perfectamente está presente el sexismo en la música. Un alto fenómeno de masas y un alto precio que contribuye y perpetúa fuertes imaginarios sociales y culturales discriminatorios. En las artes humanísticas no es excepción y la música verifica una ocupación importante en la reconstrucción de roles y estereotipos, tal como hemos trazado, la música es un fiel espejo de la sociedad en la que coexistimos, grabando las desconformidades sociales y en las relaciones de género, por ende, nos ayuda vislumbrar los dispositivos de reproducción y resignación social. NOTAS DESDE EL SILENCIO
“Según el Libro de Samuel, escuchar la voz de una mujer despierta el deseo,
y eso bastaba para silenciar a las mujeres en las iglesias y en las sinagogas,
cuando no en otros ámbitos. Apenas hay un paso, desde el Libro de Samuel
hasta la recomendación de un Padre de la Iglesia, para que las monjas cantaran
sus rezos sin emitir sonido alguno «Se moverán sus labios, pero nadie las oirá»”
Los condicionantes que crean desemejantes estereotipos de género alcanzan a ser concluyentes en muchos juicios, tenemos ejemplos como la predilección de un estilo musical u otro, la elección del instrumento musical, etcétera, por lado, es fundamental conocer los componentes socioeducativos que intervienen en la elección de un fijo instrumento musical sin olvidar el ambiente en ciertas prácticas y ejecuciones musicales pues, aún hay sesgos de género disimulado.
JACQUET DE LA GUERRE
“Según el Mercure Galant, «la joven Élisabeth Jacquet tomó parte en actuaciones
tocando el clavecín», a lo que añade que gracias a esas interpretaciones algunos
músicos de Mollier entraron al servicio de Gabrielle de Rochechouart, una aristócrata
que ocupaba algunos aposentos del palacio del Louvre. Es posible estemos ante
la entrada oficial de Élisabeth como servidora de la corte”
En los inicios de la música clásica apreciables lectores el sexo femenino osó a componer música, teniendo por respuesta ser calificadas como mujeres sumisas muy tolerantes en aquellas épocas, aunado a ser juzgadas por su vida sexual. La focalización y centro de investigación cuestionable, al grado de aceptar, sí, realmente ellas eran las compositoras.
Nuestra autora Beer nos acerca a sus extraordinarias vidas a contracorriente y cuáles fueron sus aportaciones en la música atrás del sexo masculino y cortes reales. Francesca Caccini, Giulio Strozzi, Jacquet de la Guerre, Marianna Martines, Fanny Hensel, Clara Schumann, Lili Boulanger y Elizabeth Maconchy narra el desafío en su época por las convenciones sociales que trataban de excluirlas del ámbito artístico. La angloirlandesa Maconchy como lo escribe Anna Beer en Armonías y suaves cantos Las mujeres olvidadas de la música clásica fue totalmente alborotadora a base de templanza en las sociedades patriarcales la expresión irradia cual es el contexto de la mujer en la cultura además a la que conservan y reproducen, déjeme ser enfática. Si confirmamos que el lenguaje es una de las vitales formas de comunicación, no es de extrañarse que las mujeres y lo femenino tenga un segundo plano inclusive sea invisible, ejemplo de ello podemos leer un fragmento del capítulo MACONCHY
“Los críticos no creían que las mujeres pudieran poseer
los «elevados dones intelectuales» de los hombres. Lo irónico en el caso
de Maconchy era que sus cualidades «cerebrales» que indudablemente
están presentes en su música, siempre estaban al servicio, según sus
defensores y ella misma, del sentimiento y la emoción, dos rasgos tradicionalmente
«femeninos»”
Término ávido lector, un gran compositor (a) necesita tener presencia en los escenarios de la música sea un teatro, un conservatorio, una catedral, palacio real, plaza pública que siempre lo acompañen en su trayectoria los medios de comunicación. No hay duda de que a lo largo de la historia han existido a la par intérpretes y compositoras poseedoras de un gran talento musical. Hoy en este siglo XXI se da lentamente nuevos pasos, por mencionar Alondra de la Parra, directora de Orquesta mexicana.