Editorial
TANATOLOGIANDO – SIGUIENDO CON LA FAMILIA
TANATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA LÓPEZ
SIGUIENDO CON LA FAMILIA
Las familias sanas, estimulan la individualidad, la responsabilidad personal y la independencia de cada miembro de la familia, favoreciendo en sus hijos el desarrollo de un sentimiento de adecuación y respeto por sí mismo, en una familia que funciona relativamente bien, los padres manejaran las presiones de la vida adecuadamente, resolviendo los problemas tal y como se van presentando sin dejar para después lo que es prioritario, ayudados de una comunicación abierta, estudiando las opciones y si es necesario buscar ayuda exterior de ninguna manera dudarán en hacerlo, por otro lado esta clase de padres reacciona ante las amenazas a su equilibrio familiar, sin miedos actuando de forma consciente hacia lo que amerita el problema y es necesario involucrar a los hijos dependiendo de la edad en la que se encuentren, para que ellos mismos empiecen a enfrentar parte de la vida, lo cual les será de ayuda para cuando se desliguen del hogar.
Sin embargo, no todo es dulzura y asi como hay familias completamente funcionales, las hay disfuncionales “que funcionan” o que de plano se llegan a desintegrar por la problemática que enfrentan como, por ejemplo:
Donde el padre es alcohólico, en la mayoría de los casos, los hijos son castigados físicamente y se convierten en padres demasiado exigentes, si es la madre la que se alcoholiza culpa a sus hijos de su infelicidad y culpara al hijo más vulnerable del clan.
En hogares donde el padre no puede conservar un trabajo, por lo regular tachará a sus hijos de flojos y volubles.
En ocasiones los hijos se convierten en los padres de sus padres o sus cuidadores y pareciera que se crea un equilibrio familiar y por lo mismo los padres no permitirán que ese equilibrio se rompa, chantajeando a los hijos para no perder su jerarquía.
En otros casos donde la relación de pareja no es muy buena, uno de los padres trata de ganarse al hijo para aliarse a él en contra del cónyuge y el hijo termina convirtiéndose en el bote de basura emocional de los dos, lo que permite que alivien sus incomodidades.
En otros casos se guardan secretos de familia, manejando la situación los propios padres, convirtiéndose la familia en un club privado donde no se admite ningún extraño y este será el lazo que los unirá como familia, especialmente si se ve amenazado su equilibrio familiar.
En terapia una de las preguntas de adultos es:
¿Por qué no me siento un adulto?
No importa cuales sean mis necesidades, ni mis deseos, los de mis padres están en primer término.
Si, la relación con los padres es agresiva porque ellos siguen teniendo el control sobre lo que yo siento y sobre como me conduzco. Si sigo reaccionando ante ellos con la misma intensidad, estoy dándole el poder de transformarme y eso les permite controlarme.
Se evita tener enfrentamiento con los padres ya a la edad adulta por miedo a perderlos para siempre, otras veces preferirán no hablar con ellos ya lo ven como algo inútil, y lo más inútil es pensar que pudieran comprender el daño que han ocasionado a sus hijos.
Sería una buena opción entender la relación entre los sentimientos y las creencias de los padres y de los hijos (culpa, miedo, tristeza, enojo e impotencia) las creencias nos obligan a establecer reglas y los sentimientos nos hacen obedecerlas, eso es lo que nos lleva a tener un comportamiento agresivo (una persona reacciona más rápido cuando se siente amenazada o atacada) pero trabajándolo podrían entender tantas cosas, y se aliviarían tantos dolores y hasta se podrían limpiar las heridas para que cicatricen aunque el dolor tarde e desaparecer
Y asi como estos, tantos casos de familias diferentes donde los hijos terminan con una frustración a veces repitiendo patrones y a veces cuando conscientemente descubren que su vida podría haber sido diferente, buscan ayuda para poder armar una familia como pudo ver en algún amigo o simplemente como la ha creado en la mente siempre funcional y perfecta acercándose lo más posible a lograrlo.
La paz emocional y mental, viene como resultado de haberse liberado interiormente del control de esa especie de padres sin tener que perdonarlos necesariamente y esa liberación solo se puede dar después de que el hijo ha buscado y encontrado en terapia apoyo y ha elaborado sus intensos sentimientos de agravio y de dolor y después de haber puesto la responsabilidad donde corresponde: sobre los hombros de ellos
Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre. (Gabriel García Márquez)