Editorial
RADIOGRAFÍAS – Ni principio ni fin de aquellos largos días
RADIOGRAFÍAS
Ni principio ni fin de aquellos largos días
NORMA SALAZAR
Joaquín Armando Hernández Chacón nació el 7 de febrero del año 1944 en Chihuahua, Chihuahua. Dramaturgo, narrador y poeta, impartió clases de Literatura Hispanoamericana Contemporánea en el Centro Intercultural para el Decrecimiento y la Organización Comunitaria de Cuernavaca, Morelos fue jefe de redacción en México en el Arte y Diagonales; director de Punto de Vida, Cultura Norte, MD en español; Colaborador en el suplemento cultural Arena del periódico Excelsior, La Onda, Punto de Partida, Revista de la Universidad de México, Sábado fue jefe de publicaciones del Departamento de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma Nacional de México. En el año 1995 fue becario del Sistema Nacional para la Cultura y las Artes fue escritor invitado en la Universidad de California, Santa Cruz. Merecedor del Premio Efraín Huerta de Cuento de Tampico en el año 1982 por Los extranjeros, el Premio Tomás Valles en 1987 al mérito artístico que otorga el Fomento Cultural de Chihuahua. Su primera novela El recuento de los daños que recibió el Primer Premio Internacional Novedades-Diana en el año 1987, parte de su obra ha sido publicada en antologías de México, Estados Unidos, Uruguay, Chile. Francia, Rumania y Canadá.
Chacón, un estilo nítido una prosa circundante e innovadora, podemos leer un distintivo en nuestras relecturas, y es que su narrativa se acota una narrativa cinematográfica, no solo en el título Los largos días lo reafirmamos, en ésta nueva edición realizada por la editorial Universo de Libros, 2018. Días trémulos en la década de los sesentas entre atmosferas de medios tonos con grandes acontecimientos en los ámbitos sociales, políticos, religiosos, etcétera que dejaron una huella imborrable de aquel fatídico 2 de octubre de 1968. Considerada como “la primera nouvelle vague de México” así lo manifiesto el periodista y escritor Vicente Leñero, para el narrador y poeta José Emilio Pacheco comento que era “una novela realista de los sesenta” no olvidemos que esta novela es una significativa caja de pandora por los acontecimientos que resguardan sucesos cruciales a partir de la segunda mitad del siglo XX esa una huella imborrable que aconteció en La Plaza de las Tres Culturas.
Los largos días es una historia que se despliega en el México de los años sesenta, no es solo el momento histórico de aquellos años convulsos sino que va más allá y es qué nuestro novelista audaz entrelaza un tema que es el desamor las conjeturas personales de las relaciones de una pareja, asimismo el protagonista intenta escribir una novela sin perder la temática y la tensión latente del protagonista, me refiero, su relación con Julia que lo ha dejado solo por un tiempo, aquí, nos sumergimos en la travesía de su angustia, el tiempo corre no tiene noticias de Julia, le envía cartas. Claro ejemplo, leemos un fragmento de esta zozobra en el capítulo 3
“Han transcurrido dos meses desde la partida de Julia y el vacío de la ausencia
va ocupando su lugar. Si antes era su cuerpo lo que despertaba una emoción
en mí, ahora su ausencia y su lejanía alimentan otros sentimientos donde
Julia no tiene espacio ni voluntad: donde Julia no existe, sólo el amor,
Julia, Tonta”
Las relaciones humanas son tan complejas al grado que vamos leyendo la novela descubrimos que nuestro protagonista se aferra a un amor enfermizo por Julia. A pesar de tener un poco de libertad de poder divertirse con otras mujeres, amistades. Su conducta es lo contrario por este amor profundo que siente por Julia al compararla en un detalle, actitud o simplemente con nuevas compañías, sin lograr su objetivo y claro, solo consigue sentirse mal. Los largos días también demuestra la otra lectura de fondo que es redescubrir aspectos piramidales en las relaciones humanas se dan entre desiguales personas con el mismo nivel social, entre amistades, etcétera, cabe destacar que un 80% de los seres humanos son sociables un 20% no lo son; las relaciones entre dos individuos, es decir, sentimentalmente e íntima o las relaciones entre hijos y padres, atesoran un juego preponderante en aquella época. Por otro lado las relaciones interpersonales pueden llegar a común acuerdo mutuo, lo que favorece su adaptación e integración al mismo tiempo para reencontrarse en sus pasados de sí mismos como del entorno que convivieron entre aquellos tiempos ciclos, es ahí, donde nuestro autor escribe dos pretéritos 1. Acción histórica (acontecimientos crudos que vivió el país) 2. Relación (Ernesto y Julia), atmosferas interpersonales, leamos una breva narración, Capitulo 46
“Olvidamos cerrar todos los postigos para que las horas no nos perturbaran,
para que no entraran los ruidos de afuera, negándonos incluso a mirar.
Todos los acontecimientos caben en tres metros, en tres por dos cincuenta.
Sin saber que también nosotros estábamos afuera, que éramos parte de todos,
pero continuamos, ya ves, somos parte de ti y de mí. Lo hemos olvidado,
hemos olvidado tantas cosas, tantas y tantas cosas. Lo hemos ido olvidando,
irremediablemente”
Pretérito y presente son tiempos protagónicos esenciales adentro de la novela juegan, pues nos adelanta los futuros cambios y terriblemente enfatiza una tragedia que no será olvidada como lo que ocurrido en La Plaza de las Tres Culturas, una herida a mansalva para la juventud. Por otro lado, Ernesto y Julia predestinan sus destinos. Término, ávido lector con una reflexión Los largos días son tan actuales en diversas etapas sociales, es una novela fiel de muchos espejos en relaciones sentimentales y qué decir de los tiempos truculentos que vivimos con otros matices. La perfección no existe y quien en tenazmente la persigue a costa de lo que sea, vivirá magnánimos reveses hasta que vislumbre que los seres humanos tenemos tinos y fallas en nuestra vida sentimental, social, familiar, laboral, capítulo 14
“- ¿Cuánto tiempo vivieron juntos?
-Tres meses. No nos comprendíamos, según parece.
-¿Pero tú la amabas?
-Sí.
– Ella a ti también. Pero no bastaba.
-No, creo que no bastaba con eso”