Editorial
La Tribu – A Través de la Pluma
La Tribu
Mariel Turrent
A Través de la Pluma
A mi tribu Malix por un año juntos y a Rodrigo Caso y Cecilia Carranza por el reencuentro.
Después de dieciséis años me reencontré con un querido amigo a quien conocí en el Taller Literario Surgir y a quien, tras irse a la Ciudad de México, le había perdido la pista. Pero oiga usted, esto del Facebook, a pesar de todas las críticas que se le hace por el abuso de algunos, es una maravilla para encontrarse con los seres queridos. Mi amigo regresó a Cancún y decidió además integrarse a la red social con el objeto de contactar a sus viejas amistades. Y esto lo cuento porque me dijo: “Después de tantos años, me siento feliz de regresar a mi tribu”. Su comentario me hizo reflexionar sobre esa palabra. “Mi tribu”. ¿quiénes pertenecen a mi tribu? ¿Tengo yo una tribu?
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define tribu como un grupo social primitivo de un mismo origen, real o supuesto, cuyos miembros suelen tener en común usos y costumbres. Un grupo de individuos con alguna característica común. Entonces, supuse que todos tenemos una tribu, e inmediatamente pensé en los talleres literarios. Esa es mi tribu.
Y es que uno puede suponer que escribir es algo que uno hace a solas, y es totalmente cierto, pero cuando uno se reúne con personas que escriben la experiencia se vuelve mucho más disfrutable. No hay duda de que la parte de la escritura debe ser en solitario, pero escribir a solas es como navegar sin un mapa, sin una brújula, al final el trayecto puede ser maravilloso, pero terminamos sin saber dónde estamos, es decir, medio perdidos.
Alguna vez escuché decir a un famoso escritor que los talleres no te hacen un gran escritor, pero que todos los grandes escritores han salido de los talleres de escritura. Y es que, pertenecer a una tribu de escribidores es algo genial, por una parte es un público desinteresado al que podemos exponer nuestras obras, una mezcla variopinta de conocedores, aficionados, diletantes e ignorantes dispuestos a opinar a animar; por otra es un foro en el que aprendemos de los errores de los otros, de sus áreas de experiencia, de su acervo cultural y sobre todo una tribu de la que nos vamos haciendo cómplices, porque en cada texto que leemos vamos exponiendo una parte de nuestro ser que va entrando en confianza y se va abriendo poco a poco.
En los talleres de escritura vamos tejiendo, entre todos, un universo imaginario lleno de personajes de ficción que nos implican; vamos construyendo un lenguaje que todos comprendemos y con el cual nos comunicamos. Durante las reuniones, surgen referencias que nos van formando. Compartimos vivencias imaginarias que nos acercan y así nos vamos compenetrando y sintiendo parte inseparable de ese grupo al que, a mí, ahora, me gusta llamar mi tribu.
A veces algún miembro de la tribu tiene que partir, otras veces la tribu completa se dispersa, pero, aunque pasen los años, y se ponga distancia de por medio, cuando dos miembros se reencuentran, no pueden negar este sentimiento fraternal que los hace eternos cómplices literarios.