Editorial
EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA VIOLENCIA Y EL FRACASO SOCIAL – POEMONTE
EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA VIOLENCIA Y EL FRACASO SOCIAL
CÉSAR IVÁN ESPADAS SOSA
POEMONTE
Recientemente se le ha dado importancia a la habilidad que pueden tener o no los niños y adolescentes para entender sus propios estados emocionales en su familia y en su escuela; también se ha reconfirmado que esta capacidad es importante para dar respuestas adaptativas al entorno y al mismo tiempo mejorar las relaciones interpersonales.
Se ha observado que los menores provenientes de familias conflictivas, descuidadas en sus necesidades emocionales o violentas, poseen menos habilidades para sus relaciones interpersonales y desde luego, para hablar de sus propios sentimientos; generalmente utilizan el modelo aprendido en su entorno para llamar la atención de los demás.
En los últimos años, han emergido varios estudios provenientes de diferentes fuentes que indican que los individuos en constante enojo y estrés son altamente propensos a enfermedades como la hipertensión y los padecimientos coronarios. Se ha observado que los procesamientos negativos de emociones son perjudiciales para la salud como la ira, la frustración, la desesperanza y el odio.
Los seguimientos que se han hecho a las psicopatologías emocionales de la infancia, nos llevan a demostrar que en la adultez estos individuos presentan altos niveles de enfermedades físicas y alta comorbilidad de un sistema de vida muy relacionado con la violencia física y verbal así como menos capacidades para el manejo de situaciones conflictivas y poca o nula capacidad de empatía con sus iguales.
De esta manera, es evidente que los hogares con violencia y pobres en el manejo de actitudes sentimentales, son factores de alto riesgo que repercuten en la vida adulta. Los niños provenientes de hogares hostiles y agresivos carecen o tienen pobres habilidades en la adultez que obstruyen sus interacciones exitosas y es más probable que se expresen en forma agresiva o social. En el caso de las niñas con experiencias infantiles en los entornos antes mencionados, tienden a convertirse en mujeres más propensas a evitar la cercanía e intimidad con sus seres queridos.
En términos generales, una niñez o adolescencia con sistemas emocionales disfuncionales, presentan en la adultez una proclividad a la incompetencia y fracasos personales y sociales.