Editorial
Maa-Tu’bzcen (No me Olvides) – Veleidades de la Memoria
Maa-Tu’bzcen (No me Olvides)
Miguel Gallareta Negrón
Veleidades de la Memoria
Al Alzheimer se le suele nombrar con expresiones cargadas de odio y coraje: patología ingrata, ladrona de recuerdos, enfermedad triste y complicada…
Y es que la pérdida de las memorias tiene fuertes implicaciones porque borra la historia personal y deja al individuo sin pasado. Al ser el Alzheimer un mal crónico, degenerativo e irreversible, los familiares experimentan un proceso muy difícil y generalmente prolongado hacia la aceptación de la enfermedad y sus efectos.
Todo eso es cierto y, sin embargo, no todas las familias que tienen un ser querido con demencia viven el deterioro cognitivo de la misma manera.
Todos olvidan lo que les conviene, ¿no es cierto? Los políticos, a pesar de no padecer Alzheimer, olvidan sus promesas de campaña, los hijos olvidan muchas veces que le deben respeto a quien les dio la vida, yo mismo olvido las consecuencias de errores que he cometido y tropiezo de nuevo con la misma piedra.
Y aunque parezca increíble e irreverente, los olvidos de mi madre tienen también algo de conveniencia, pues son la vía que ella encontró, de manera inconsciente, al igual que su padre, tías y abuela, para evadir el sufrimiento que le causaban diferentes acontecimientos difíciles en su vida, especialmente las pérdidas que vivió en su tierna infancia y nunca logró superar.
Esa actitud se reitera en muchos casos de personas con Alzheimer, quienes abandonan sus recuerdos porque muchos de ellos les ocasionaban una pena profunda. Por eso se tornan violentas en las primeras etapas con esas memorias que les atormentan y les impiden estar tranquilas, por eso después las desechan y empiezan a vivir en paz.
¿Qué hacer cuando el Alzheimer llega a nuestras familias?
El diagnóstico de Alzheimer nos cae como un pesado ladrillo que aplasta y asfixia. ¿Qué será de mi vida a partir de ahora?, se preguntan el enfermo (cuando le informan) y los familiares. A partir de ese momento, da inicio la etapa de duelo que, bien llevada, conduce tarde o temprano a la aceptación. Pero, ¿qué es la aceptación en este caso? Es ver con amor a nuestro familiar y a nosotros mismos, es hacer conciencia de que, por muy dura que parezca, esta nueva vida llega a nosotros como una oportunidad para aprender a amar sin condiciones ni expectativas. El amor es, sin duda, lo único que hace la diferencia entre ser felices o seguir sufriendo.
Cuando la demencia llega al hogar, muchos hijos se convierten en padres de sus padres. Ellos ya no son capaces de ser independientes y los hijos son ahora responsables de su bienestar físico y emocional. Es una oportunidad para devolverles los cuidados y el amor que nos brindaron desde que nacimos.
El perdón y la aceptación de los cambios en nuestra nueva madre con demencia, hicieron posible transformar lo que veíamos como una obligación, en un verdadero acto de amor, lleno de atenciones y demostraciones de afecto. ¿El resultado? Ella vive tranquila, sana y sonriente, disfrutando cada momento de su vida, y nosotros la acompañamos muy contentos también. ¿Tenemos derecho a sufrir si ella es feliz? Yo creo que no.
Luchamos contra el Alzheimer durante años, hasta que finalmente un día logramos vencerlo. ¿Cómo lo hicimos? Cuando nos aliamos a él, dejamos de sufrirlo. En lugar de llorar por las incongruencias de mi madre, decidimos jugar con ellas; en vez de sufrir por sus olvidos, nos convertimos en su memoria portátil. Ella comprendió muy pronto las reglas de nuestro juego y se convirtió en una partícipe activa, siempre sonriendo con sus comentarios sin sentido aparente, siempre demostrando amor ante nuestra comprensión y aceptación de su enfermedad.
Puedes llorar porque tu familiar con demencia dejó de ser como era, o puedes sonreír porque durante años lo disfrutaste como era. Puedes cerrar los ojos y esperar a que vuelva a ser como era, o puedes abrirlos y ver quién es ahora. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentirte sola(o) y dar la espalda a la realidad, o puedes acercarte y demostrarle tu amor incondicional con atenciones, caricias y abrazos. Puedes sumirte en el dolor y el sufrimiento porque ha olvidado todo, o simplemente aceptarla(o) y amarla(o) como es ahora. Puedes olvidarte de ellos, aunque no tengas Alzheimer, y dejar que alguien más los atienda o puedes amarlos y transformar tu existecia.