Editorial
TANATOLOGIANDO – EL PODER DE LA ALEGRIA Y LA AUTOESTIMA EN LA ENFERMEDAD
TANATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
EL PODER DE LA ALEGRIA Y LA AUTOESTIMA EN LA ENFERMEDAD
La gente feliz difícilmente se enferma, estas dos situaciones son como el agua y el aceite, se repelen, si la persona se encuentra feliz, la enfermedad no podrá entrar en tu cuerpo, al contrario si ya se encuentra enfermo, la alegría escapará de su vida.
Son muchas las circunstancias que han cambiado en el transcurso de los años, y han afectado nuestro estado emocional y por lo tanto de salud, por ejemplo: alguna de estas causas es que los antiguos médicos eran nombrados de cabecera llámense particulares o institucionales, que recurrentemente trataban al mismo paciente preocupándose de lo que le ocurría física y emocionalmente e incluso era el encargado de revisar a toda la familia, por lo tanto estaba enterado de la situación familiar que a veces influía en el bienestar físico de sus integrantes, corporalmente hablando, creando vínculos afectivos con sus pacientes pero hasta el día de hoy son pocos los que cuentan con este privilegio y solo en forma particular, por el costo que conlleva, y hablando de médicos de institución también serán contados, porque cambian constantemente de consultorios y no llevan un seguimiento con la misma persona, ( aunque exista un expediente clínico) quedando en manos de varios médicos que desconocen la forma de vida del paciente, por lo que es tratado como órgano-objeto, revisarán el caso solo como una enfermedad para saber qué tipo de medicamentos mandar o como va evolucionando el trastorno o si va desapareciendo, olvidándose de la persona como tal, ahora se ve solamente como un número más para poder contabilizar la cantidad de pacientes con determinado padecimiento y aportar a la estadística y a las metas de la institución, sin preocuparse en realidad por la persona y como se relaciona con su entorno, esto ha dejado que el paciente que antes conversaba y creaba vínculos con el médico, solo se refiera al padecimiento sin que el médico se interese por su vida familiar, y el paciente se retirará de la consulta con su carga emocional que podría como en otro tiempo compartirla con el médico.
En ocasiones sabemos de alguien que viviendo una enfermedad incurable, remite espontáneamente en una forma inexplicable, por ejemplo en un cáncer, esto se debe a la conexión estrecha mente-cuerpo. Y revisando casos encontraban que la persona con la enfermedad poseía un menor sentido de autoestima junto con el desajuste profundo entre el estilo de vida y su vocación más íntima y se dedicaron a vivir en un ambiente de competitividad, estrés, aislamiento, soledad, lo cual contribuía a la desaparición de la alegría de vivir, fomentando así la aparición de la enfermedad, cualquiera que ésta fuera. El estrés provocaba una disminución dramática de las defensas orgánicas. A veces la notica de un mal incurable recibida, era sinónimo de una sentencia de muerte sumiendo al paciente a un estado depresivo que por lo tanto aceleraba el desarrollo del mal. Entonces hasta ahora se siguen preguntando los médicos que sucede cuando una enfermedad incurable llega a desaparecer como por arte de magia (me imagino que ud. conoce de algún caso que haya sanado espontáneamente sin causa aparente). Simplemente hubo cambios drásticos en las formas de vivir y trabajar y algunos pacientes en lugar de hundirse reaccionaban con un fuerte deseo de vivir y se negaban a asumir el diagnóstico como un veredicto inapelable. En otros casos se recuperaba la fe en instancias trascendentes y superiores de donde podían sacar la fuerza necesaria para resistir y vencer al mal, la fortaleza espiritual actuaba como una energía mental capaz de producir cambios bioquímicos en el cuerpo. Hablando del lenguaje hermético se produce una alquimización que pone en evidencia, los aspectos energéticos de las vivencias y memorias de las historias personales. Los afectados estaban convencidos que el daño se lo habían ocasionado ellos mismos, por desacuerdo con la vida que realizaban.
El Dr. Bernie Siegel sacó a conclusión que era necesario ayudar a despertar la fuerza curativa latente que todas las personas llevan y habla de la enorme fuerza renovadora que se encuentra en la relación afectuosa médico-paciente. El amor y la paz interior suelen producir milagros.
Louise L. Hay habla del desarrollo de la autoestima y el vivir en una forma autentica, ni el éxito social, ni la adquisición de bienestar material, son auténticas posesiones si se han obtenido mediante la renuncia o el sacrificio de lo más esencial de cada persona.
No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.”
BENJAMIN FRANKLIN