Editorial

Un Día Inhábil – Y Aquí Empieza el Abismo

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Un Día Inhábil

Roberto Cardozo

Y Aquí Empieza el Abismo

 

Lo que empezó como una convocatoria local, el llamado a un día de paro de mujeres, algo que parecía improbable que sucediera a nivel nacional en este país en el que aún son muchas las mujeres que no se han manifestado en contra de la violencia generalizada de género, se ha vuelto un tema de relevancia en el acontecer diario. Desde las publicaciones de importantes institutos educativos, empresas, hasta la postura que han tenido las instancias de gobierno al respecto, todo se ha vuelto un circo mediático que termina, como siempre, por banalizar el momento histórico.

Hemos leído cómo algunas universidades han “otorgado el permiso” para que las mujeres, estudiantes y trabajadoras, puedan faltar ese día sin que hubiera mayores repercusiones, dejando entrever una especie de compromiso con el movimiento feminista contra la violencia, aunque, en la práctica, no existen políticas institucionales en la mayoría de las escuelas que formen un marco legal de atención y prevención de la violencia, con lo que, los comunicados de solidaridad no dejan de ser meras acciones en busca de protagonismo en este día histórico.

También se ha vuelto noticia el comunicado de la suspensión de clases en el nivel básico en nuestro estado, argumentando preocupación por la seguridad de los estudiantes. Si bien, me parece un argumento sólido, el impacto social del paro se verá, de nueva cuenta, minimizado, ya que los docentes varones, no podrán experimentar el tener que solucionar la falta de las compañeras, con los contratiempos que podemos imaginar. Es decir, el argumento de la seguridad es válido, pero termina favoreciendo a los hombres porque tampoco tendrán que asistir a su centro de trabajo.

En el caso de la institución donde trabajo, las maestras y alumnas no asistirán, pero los hombres aprovecharemos para platicar y reflexionar acerca de temas como el machismo, la violencia de género y las prácticas que nos parecen inocentes que perpetúan este sistema social cada día más violento para las mujeres.

Lo que desee hacer cada mujer, porque hay quienes manifestaron no estar de acuerdo con este paro nacional, es una decisión propia y debe ser consciente. Tanto no se debe juzgar a quien desee parar labores, como a la que desee no hacerlo, cada una tiene sus razones. Pero, los que sí estamos obligados somos los hombres. Estamos obligados a empezar a hacer nuestra parte para que estas situaciones se terminen. Si bien, muchos hombres también mueren, la mayoría muere por causas distintas a la violencia de género, por lo que esta problemática la tenemos que detener nosotros mismos, un hecho que parece difícil.

Difícil y lejana se ve la solución, si seguimos justificándonos en lugar de ponernos a construir nuevos espacios tanto físicos como emocionales, en los que tenga cabida el respeto y el apoyo hacia las mujeres.

Este 9 de marzo, mientras tenemos un día sin mujeres, reflexionemos sobre lo que nos hace falta por hacer como hombres y, pues hagámoslo, que este no sea un día inhábil más.

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