Editorial
Educando a influencers – Mariel Turrent
Educando a influencers
Mariel Turrent
“No hay una sola obra de arte verdadera que al final no haya agregado a la libertad interior de cada persona que la ha conocido y amado”.
Albert Camus
Actualmente en las redes sociales cualquiera puede publicar. Y esto parece ser un tema de preocupación no solo de quienes han desarrollado un gusto por la cultura sino también de los maestros y los padres de familia. “Hay tanta basura, tanta información equivocada”, he escuchado decir. “¿Cómo podemos elevar la calidad en el quehacer literario y su análisis especializado en las redes en beneficio de sus jóvenes audiencias?”, se preguntan.
Me parece que siempre que exista la libertad de expresión existirá una mezcla variopinta de textos de diferentes calidades y escritos con diversos propósitos. Sin duda hay gente para todo, y eso no lo podemos controlar. Las jóvenes audiencias son diversas también. Existe una minoría (también fueron minoría en generaciones pasadas) de intelectuales (mejor dicho, intelectuales en ciernes), preocupados por profundizar y elevar su conocimiento; estudiosos exigentes de clásicos y contemporáneos también. Pero la mayoría está construida por personas que buscan otro tipo de placeres que no siempre son el del conocimiento. La palabra escrita tiene tantas variantes como intereses tiene el público y, desafortunadamente, la literatura no es para todos.
Sin embargo, la clave para elevar el nivel de las jóvenes audiencias es la educación. Los profesores y los padres de familia tienen una gran responsabilidad; está en ellos lograr que estas nuevas generaciones encuentren el vínculo entre sus preocupaciones y la cultura, entre los quehaceres pasados y los futuros. Los maestros son el puente que une el conocimiento antiguo y el porvenir; ese vínculo que ayuda a encontrar sentido. Los padres de familia deben reforzarlo, lo que se aprende en el aula debe verse ejemplificado en casa: lo mismo, pero de otra forma. Es decir que, si en el profesor de Lengua Española habla sobre Cervantes, y los padres acostumbran a llevar a los hijos al teatro, en algún momento —tal vez años después— podrán ver alguna versión de Don Quijote de la Mancha; si tienen la oportunidad de ir algún día a España y visitan La Mancha, o ven algún documental de la zona; luego en algún momento escucharán decir que tal o cual persona es un Quijote, o un Sancho y sabrán a qué se refieren y lo escribirán en algún ensayo. En fin, que el aprendizaje no se da cuando uno estudia para un examen y luego en casa no escucha más que conversaciones sin sustancia y los paseos se hacen por los centros comerciales. Los jóvenes deben encontrar sentido en el aprendizaje. Deben, incluso, verlo como algo necesario, como una herramienta que les ayudará a entender de qué se habla, a abrirse camino y a encontrarse a sí mismos. Si los maestros y los padres de familia no logran afianzar este vínculo, los jóvenes se quedarán con el vació de la información hueca, con la anécdota, con el chisme, con la novedad sin sentido.
Ahí radica la importancia de que los padres sean también artistas, o aficionados al arte: que en el seno familiar los jóvenes vean a algún pintor, a un amante de la literatura, escuchen a alguien tocar un instrumento, o por lo menos tararear algún aria. Que en la mesa se hable de tal o cual libro, de aquel museo, de ese país; se hagan comparaciones con eventos históricos, con obras teatrales, con personajes literarios, con movimientos pictóricos.
Como consecuencia, sus publicaciones serán más profundas, más sensibles. Sus búsquedas en las redes sociales también serán más específicas. Buscarán sitios con mayor contenido y los aburrirá la basura. Dice Ricardo Garibay que el intelectual es un hombre que racionalmente y sistemáticamente pone en tela de juicio el mundo alrededor. Eso es lo queremos que hagan nuestros hijos. No queremos jóvenes vacíos, seguidores de influencers huecos. Es un hecho que ahora todo está al alcance de todos. Pero desde tu trinchera ¿qué estás haciendo tú para provocar que las nuevas generaciones se interesen por contenidos propositivos?