Editorial

La Educación en Tiempos de Pandemia – Y Aquí Empieza el Abismo

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La Educación en Tiempos de Pandemia

Roberto Cardozo

Y Aquí Empieza el Abismo

 

La educación es un derecho humano universal, eso nadie lo discute. Lo que aún no ha quedado claro, es a qué le llamamos educación y aunque se establezcan las directrices en las constituciones, la interpretación siempre se ve supeditada a las necesidades de cada nación y estas necesidades están en función de las ideologías de los grupos de poder.

En este sentido podríamos pasar horas y horas discutiendo, pero el sentido que debemos tomar va más en el sentido práctico, debido a que en nuestro país tenemos una ley que establece los lineamientos y los estándares a desarrollar a través de competencias para poder decir que tenemos educación.

Con esta pandemia pudimos notar cómo la escuela mexicana, a pesar de los esfuerzos, sigue manteniéndose al rezago en comparación con las realidades locales y globales. Sólo hagamos un recuento de cómo y dónde eran las clases hace unos cincuenta años, hace unos diez años y hace un año. Un aula cerrada, un docente dictando clases, en lo general. Aquellos docentes que nos decíamos innovadores, en su mayoría, no hacíamos más que cambiar las formas de entrega de las instrucciones y de los trabajos; de hecho, lo seguimos haciendo. Pero esto no obedece más que a estrategias en las que no se ha cambiado la estrategia pedagógica de modo que impacte en la planeación didáctica. Es decir, pretendemos actualizarnos como docentes, pero las condiciones administrativas y pedagógicas nos impiden desarrollarnos más en este sentido.

Por poner un ejemplo, en las reuniones de actualización de los Planes de Estudio de las Escuelas Normales Superiores en 2018, habíamos propuesto quienes conformamos el comité de fortalecimiento y transformación, que el 25% de los cursos fuera en la modalidad a distancia, o que la totalidad de los cursos tuviera la modalidad mixta. Las respuestas de algunas autoridades iban en el sentido de que si uno no está en el aula no es dar clases, entre otras respuestas parecidas en las que se notaba más la preocupación de las autoridades por la fiscalización de los docentes que buscar estrategias que solucionen estos puntos y la atención se centrara en las estrategias didácticas y en fortalecer las competencias docentes en este sentido.

En todo caso, los esfuerzos únicamente han ido (y no significa que no sean válidos, aunque sí escasos finalmente) en función de enseñar a los docentes a utilizar administrativamente las plataformas y las herramientas tecnológicas, sin que se nos de la oportunidad de probar más allá en los nuevos retos didácticos que se nos vinieron encima.

Todos estamos haciendo lo que podemos, unos más, unos menos, pero estamos trabajando en aprender al mismo tiempo que nuestros alumnos. Por otro lado, nuestros alumnos también están aprendiendo (al mismo tiempo que sus padres, los de niveles básicos), porque estamos descubriendo que, por muy nativos digitales que sean, no tienen las competencias para el aprendizaje autónomo y a distancia.

Tanto nuestros estudiantes como nosotros los formadores estamos aprendiendo a la par, pero lo importante es que vayamos tomando con seriedad el asunto, ya que se vienen cambios importantes en las maneras de concebir la educación en México; por lo menos se debería empezar a plantearse estrategias que permitan el acceso a la educación en condiciones de equidad.

En este sentido, se hizo notar una publicación de la UADY en la que se “invitaba” a los estudiantes que tuvieran problemas de conectividad, a solicitar su baja de semestre, con el argumento de que eso evitaría que se vean afectados en sus calificaciones y su historial como estudiantes. Lo ideal hubiera sido y es algo que he recomendado en mi escuela, es que aquellos alumnos que se vean limitados en su conectividad, tengan la oportunidad de recuperar el semestre en los meses de julio y agosto para que al inicio del siguiente semestre, todo el grupo continúe en su carrera.

Esto no es nada nuevo, ya varios sistemas educativos están incorporando esta flexibilidad en sus cursos y en las maneras de calificar a los mismos. Lo que necesitamos es una visión de las autoridades que vaya más allá de pensar en el mantenimiento de los sistemas establecidos, ya que la educación, en su más estricto sentido, debe ser aquella que nos prepare para aprender de manera dinámica y veloz, tal como exigen los tiempos actuales.

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