¿Regresar a la normalidad con la comida?
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
Una de las principales pasiones de las personas y que dan la identidad a una civilización, es la comida. Una de las formas para medir el impacto y la situación actual de la pandemia debida al SARS-CoV2 es, precisamente, a través de la comida, ya que la gente puede detener ciertas actividades no esenciales, pero nunca puede dejar de comer.
Por otra parte, al leer en las noticias sobre negocios de alimentos preparados que cierran sus puertas porque se ha vuelto insostenible, un negocio que no está funcionando o que funciona al treinta por ciento de su capacidad, podemos ir midiendo los alcances de las medidas tomadas por las autoridades civiles que son quienes marcan los rumbos que van tomando las situaciones tan complejas de nuestros días.
Comer, además de una necesidad, también representa para muchos un estatus social, sobre todo cuando vemos cómo se llenan las redes sociales de imágenes de comida en los distintos lugares de moda, fenómeno que se ha visto interrumpido por las restricciones actuales. Esta tendencia a volteado hacia los hogares, desde los cuales, los usuarios de las redes sociales continúan con el intento de mantener a la comida como símbolo de estatus.
Una de las situaciones que marcarán el regreso a la normalidad, ya sea la nueva o la anterior, eso es para otra discusión, es el hecho de que podamos de nuevo asistir a los establecimientos, ya que eso significará más que haber superado una pandemia, una manera de darnos de nuevo el sentido de pertenencia social que hemos visto alterado al no poder socializar de los modos tradicionales.
También es de rescatar cómo a la par que se cierran lugares, nuevos van apareciendo como parte de los emprendimientos en la adversidad derivada de la pandemia mundial.
Todo forma parte de la dinámica social y veremos cómo el tema de la comida seguirá siendo una necesidad y una manera de estatus social, solamente que en nuevos medios y plataformas, tanto para la difusión, venta y distribución, como para nuestras presunciones, ese vicio que no nos hemos podido quitar. La gente es así, a prueba de nuevas normalidades.
