Editorial

La ebriedad poética – Mariel Turrent Eggleton

La ebriedad poética

Mariel Turrent Eggleton

 

Terciopelo Violento

Juvenal Acosta

Tusquets

2003, 2017

 194p.

 

Si el texto no respira paradojas, si no se niega a sí mismo, si no explota, si no hay pulso en sus venas, no hay escritura, no hay revelación…”.

 

Terciopelo Violento es el segundo libro de la trilogía Vidas Menores, e inicia con un prólogo, que retoma el primer libro situándonos en el punto de partida: después de tres meses en el hospital, Julián Cáceres, regresa a su apartamento, se derrumba en su sillón y un chelo invocando a Bach, lo sumerge en el recuento de su vida. Aislado del mundo se entrega a la escritura de un manuscrito que llegará a manos de sus amantes, cuando decida abandonar definitivamente ese mundo.

Este libro es un libro para escritores, una metáfora de la escritura que seduce a los borrachos de ideas, enfebrecidos por plasmarlas. A los que buscan asir la quintaesencia sabiendo de antemano lo inefable de la empresa, pues cada historia escrita, no es más que una vida menor, un pedazo del monstruo: del Frankenstein que va inventando a su creador.

En el primer libro de la trilogía, el sexo abre las puertas de los universos internos y los personajes encuentran una parte de sí mismos desconocida, sin embargo en esta segunda parte, los personajes ya desnudos de toda apariencia, del sexo transitan al amor y al reencuentro.  La novela consta de tres partes  (diez, doce y diez capítulos respectivamente) en cada una de las cuales Acosta desarrolla un personaje diferente cuyas cuitas, van completando el rompecabezas de la historia principal: Julián, Marianne, La Condesa.

Abordando temas como la escritura, la muerte, el suicido y la pasión, el escritor no abandona ese tono seductor con el cual inició su trilogía, y valiéndose de un narrador que se va adentrando poco a poco en lo más íntimo de sus personajes – la narración poética de la situación de Julián, el diario erótico de La Condesa y la investigación obsesiva de Marianne para llegar a la raíz de los hechos– va zurciendo los retazos del pasado antes velado.

Con gran dominio del lenguaje, Acosta se muestra como un autor culto, capaz de hacer una reflexión filosófica y entretejerla poéticamente con una intriga y escenas perversas del más refinado erotismo. El capítulo diez, último de la tercera parte, le da sentido a toda la novela. Es una obra maestra per se. Un valioso texto de dieciocho páginas brutales, poéticas, magistrales, en las que Juvenal Acosta expone el estado extático que le provoca la escritura y se consagra como un escritor cuyos textos son considerados entre los más sensuales de la narrativa mexicana.

Juvenal Acosta (DF, 1961) en su calidad de poeta, ensayista y narrador de lo urbano, asegura que su ambiente natural son las urbes. Actualmente habita en San Francisco y comenta que ahora percibe más sexual a la ciudad de México que cuando la dejó en 1986. Para él, escribir es mentir de forma verosímil, explicarse a sí mismo, para entender sus propias obsesiones. Y lo hace en un estado de ebriedad poético, asegurando que si la escritura no se hace en la embriaguez física o espiritual, no vale la pena.

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