CATAPLEXIAS Y OLVIDOS
GABRIEL AVILÉS
A PULSO DE TINTA
presagiodemar@gmail.com
Afuera se oye el aguacero, las luciérnagas no alumbran y mi madre bendice mis primeros pasos.
Entre sus manos lleva cirios encendidos por vigilias de un sábado de gloria.
Pobre mi madre desconoce a los difuntos.
Alegorías y símbolos urden el cuestionamiento:
Poeta de vacíos: ¿acaso piensas en deshonrar tu linaje suicida?
Respondo:
El morir es una forma de renacer sin ser salmista o el profeta que ve candilejas de versos.
Quiero gritar a todas latitudes,
Uncir cataplexias a todo mi pasado y así
Castrarme a mí mismo
Para no retornar a las odres del viento.
Se despeñan horizontes cuando las campanas retumban soledades, los indigentes se esconden en madrigueras, sin embargo, nadie escapa de la combustión, esa combustión invisible que se harta de su escondite y se incuba en el asfalto para convertirme en un menesteroso de asoladas paranoias.