RADIOGRAFÍAS
Seré breve para algunas cavilaciones
NORMA SALAZAR
Ana María Funes Falcón, nació en La Coruña, España un 25 de febrero de 1969. Estudio Geografía e Historia en la Universidad de Santiago de Compostela y Lingüística en la UDIMA, es doctora en Historia Moderna por la Universidad de Santiago de Compostela, tiene una maestría en enseñanza de español. Actualmente es profesora de secundaria en las disciplinas de geografía e historia y español para extranjeros. Es creadora de la página www.galernaazul.wordpress.com, recientemente ha publicado su libro de fotografía y literatura bajo el título Seré breve con narraciones, poesía, textos filosóficos y reflexiones disímiles acompañados con el lenguaje visual de diferentes fotógrafos y fotógrafas- Una selección vasta de su blog, página y redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram, ahora nos muestra este libro de arliteratura muy atrayente por los fotógrafos y fotógrafas como los textos elegidos.
El texto y la imagen se apoyan recíprocamente con nuevos significantes, tanto connotativos como denotativos, el texto literario sea poético, filosófico, narrativo y la imagen da un sentido contemplativo. Otro punto para comprender estas dos disciplinas, como lo define puntual el fotógrafo francés Denis Roche designando antefixe; literatura y fotografía son punto de contacto entre ambas disciplinas y éstas se condicionan para combinar el otro rompecabezas que refleja un encuadre de la fotografía y expone lo oculto del momento.
El reemplazo de la metáfora por la imagen literaria está asociado a la búsqueda de nuevas parábolas extáticas que combinan los otros opuestos. La imagen literaria dispone una mayor elasticidad dignificando el lenguaje literario. Literatura y fotografía comparten un mismo potencial de credibilidad se entroncan con una nueva exégesis de la percepción de realidad. Es cierto, ni una ni otra pueden quitar la máscara completamente al contexto, porque en ámbito de lo literario es totalmente ontológica una identidad entre un rostro o una imagen de fotografía. Ambas expresiones de la realidad conversan con lo visual-textual pero lo hacen desde posiciones patentemente antagónicas. Déjeme ser enfática en el siguiente ejemplo del libro Seré breve; acompaña la fotografía de Adriana Lestido en formato blanco y negro el poema Reflejo
Todos dejamos nuestro reflejo olvidado
en algún espejo de la niñez.
Ninguno lo perdemos, no obstante.
A veces nos volteamos
y fugazmente se asoma al espejo
de ahora para hacernos burla
y guiñarnos un ojo.
Si bien, la apropiación poética en lo visual es atrapar e inmortalizar el acontecimiento, en lo que respecta a lo literario es describir el hecho que alcanza hasta cierto punto recrear las dudas, emociones abstraídas de la fotografía para armar los rompecabezas de nuestra cavilación, asimismo enriquece al texto literario en la medida que la fotografía le permite más profundidad, ambos lenguajes son aciertos desde su posición. Fotografía y literatura comparten muchos elementos, sin embargo hay que considerar la perspectiva del receptor, se hallan en calidades desemejantes. La fotografía y la literatura se palpan en el entorno de la objetividad, flirtean por la ruta de duda, sí, las interrogantes merecen respuestas cognitivas, es aquí, donde se vinculan de forma beatificante. Amable lector/ esto seduce al escritor/a no sólo se necesitan en un objeto, rostro particular y justo momento sino el micromundo de la mirada que ofrece el encuadre anexado al poder racional que la foto ejecuta sobre el espectador/a. La literatura pretende rivalizar esa atracción potencial de la fotografía de la cual mencionó Susan Sontag, abriéndose hacia la representación de creaciones de ensoñación sin olvidar su cabal comprensión.
¿Es la fotografía un lenguaje? Las imágenes que nacen de una cámara no contienen en principio, esos elementos que pueden ser establecidos y ajustados en sus composiciones para repetir significados y fundar esquemas claros de comunicación entre emisor y receptor. Roland Barthes afirma en su libro La cámara lúcida “en las imágenes (él suma a la fotografía el cine) hay elementos que se pueden considerar “retóricos” y/o de connotación” De una forma llana, en la aplicación que afrontamos de nuestro contexto en el instante de ver y contemplar una imagen, es en cierta forma como lo percibe y lo escribe un poeta, narrador/a empieza a la otra realidad. La otra imagen que deambula en su mente, ambas disciplinas emprende una integración con determinado encuadre y escritura, es el nuevo entorno, es una mutación de arte y sutileza sin perder de vista sus propios lenguajes.
Déjeme enfatizar, la fotografía es un lenguaje que da voz asimismo es un lenguaje mudo, le compete a los/las fotógrafos/as El espectador visible tiene una condición por encima de las dos artes disciplinarias la última decisión tomando en cuenta la formación personal, social, cultural y educativa. Un lenguaje fotográfico puede interpretarse en un plano bidimensional, sólo en su construcción con ciertos todos los elementos que se entrelazan en la percepción de la espacialidad; una dimensión o espacio fijo, en lo referente a las imágenes que logran otra realidad profunda.
Termino ávidos lectores Seré breve, un título certero para este libro-arte-literatura de Ana María Funes; las fotografías en formato blanco y negro son el lenguaje que facilita la comprensión o decodificación textual-verbal, la literatura un fenómeno artístico intelectual cada una con su función para transmitir un mensaje, idea proporcionada dos tipologías textuales: la verbal y la icónica entre ellas son una interrelación que son capaces de armar rompecabezas y construir realidades, los otros entornos con trasfondos que no observamos a primera vista, ni mucho menos en nuestras primeras lecturas. Ella, muestra a través de su selección entre rostros, paisajes, siluetas, objetos, sombras, el tiempo atemporal las otras historias que son narradas escritas poéticamente o simplemente comparte reflexiones filosóficas, éticas con aforismos decisivos.
Como lo expresó Berenice Abbott por su trabajo “El desafío para mí ha sido en primer lugar, ver las cosas como son, ya sea un retrato, una calle de ciudad, o una pelota. En una palabra, he tratado de ser objetiva, No me refiero a la objetividad de una máquina, sino a la de un ser humano sensible con su misterioso y personal criterio. El segundo reto ha sido el de imponer el orden en las cosas que veo, para proporcionar el contexto visual y el marco intelectual, lo que para mí es el arte de la fotografía”