HOGUERAS
MELISA COSILIÓN
Antes de volver a habitarme
sentí el crujir de ciertos muros,
me asumía como casa desolada.
Recién se desplazaba el invierno
que había sido más crudo que nunca.
Rectifiqué las ramas de mis brazos,
enderecé los peldaños que estorbaban,
grité un par de consignas para agitar
a los fantasmas que vinieron a mi encuentro.
A mitad de la cocina encendí el fuego,
y volví a reconocerme como bruja.
Mientras más lloraba, más alto
las llamas se encendían,
mientras más cantaba
la casa se transformaba en hoguera