Editorial

La carta – Letranías

La carta

Alan J. “El Tosco” Luna Moreno 

Letranías

 

Antonia, así me han dicho que te llamas, he escuchado cosas de ti, y seguro que tus oídos ya estarán repletos de maldiciones en contra de mí, primero debo aclarar que esas solo son voces de quienes temen acercarse, la boca les es inservible para responder mi saludo, por ello me limito a hablar lo necesario, la verdad es que me repudian antes de saber cuánto pueden valer mis palabras, es claro que mi imagen irrumpiendo su paisaje les es tan aberrante que prefieren mirar a otro lado, algunos por miedo, otros por apatía y otros por asco, sin embargo el habitar con las sobras de sombra que interactúa conmigo me ha convertido en ferviente admirador de la creación.

 Hacía mucho tiempo que no veía algo similar, un pequeño gesto que cubriera de luz un espacio determinado, que fuera contagioso y mejor aún que libere el alma en un remanso de paz e ilusión.

 Tu sonrisa, el conjunto de movimientos que hace tu rostro, entrecierras los ojos, se izan tus mejillas, se extienden tus labios dejando ver tu dentadura perfecta y blanca como la nieve, una sonrisa viva y llena de esperanza, honesta, visceral, incontrolable, natural.

 Un suspiro y muchas noches me ha robado ese recuerdo, y no me arrepiento de brindar por ese tiempo con la memoria, en todo momento me hace crecer el pecho e imaginar que puedo vivir fuera de la caverna del monstruo y sonreír.

 ¿Qué se siente sonreír?, ¿cómo haces para poder sonreír con tanta facilidad?, ¿será por tu belleza que la bondad es atraída como abejas a la miel?

 Las flores del jardín se riegan con el rocío matinal, la naturaleza hace hechicería con sus símbolos y crea las más grandes obras de arte, en ti han creado la fórmula secreta para sonreír, la pócima de la felicidad.

 Las ratas nos alimentamos de la basura, pero algunas ocasiones nos sentimos felices por las gotas de lluvia, por ver el amanecer, por sentir lo fresco de las hojas, de ver las flores volar con el viento y la melodía de su sollozo.

Pues Antonia ¡gracias! Gracias por ser la sonrisa de la flor que vuela con el viento para esta rata que busca su alma entre la basura.

 No pretendo esperar una respuesta tuya, no quise parecer incomodo, pero soy agradecido y mi alma no estaría en paz hasta no hacerte saber de tus dotes mágicas para dar vida y anhelo al solitario.

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