Editorial

RADIOGRAFÍAS – Harold Pinter y sus protagónicos

RADIOGRAFÍAS

Harold Pinter y sus protagónicos

NORMA SALAZAR

 

 

Los personajes de Harold Pinter visiblemente los podemos identificar con alta facultad como si estuviéramos viendo a los protagonistas de Samuel Beckett, en Pinter sus protagonistas resaltan aquellas conductas más abstractas y absurdas que el espectador no está acostumbrado a esas actitudes, es decir, el dramaturgo inglés hace a un lado al teatro burgués y naturalista de aquellas épocas. Desplaza en cada personaje el punto de la intimidad más profundo de la condición humana se confronta consigo mismo entre la más honda interrogante como observamos en las obras de Beckett. Pinter un autor muy espinoso e insta en cada personaje su origen social; la mentira y los jugueteos sucios forman parte de los rompecabezas menospreciados a causa de las necesidades de supervivencia.

El guionista y activista político proporcionó nuevas formas para el teatro inglés en los dramas se puede contemplar intenso y largo silencio que incurren algunos personajes cuando llegan a situaciones cruciales entre las conversaciones. La fluidez del lenguaje procede ha interrogantes ¿De dónde arriban esos seres?, ¿A dónde cambian?, ¿Lo saben? Estas interrogantes constantes se muestran en el escenario, los actores gesticulan y actúan de forma exacta, en su momento para demostrar un detonante verbal en diversas acciones de conducta y es el verbo CONOCER Pinter den sus guiones teatrales afila las charlas asimismo las situaciones embarazosas pero directas de verdades.

 

 “Marca deliberadamente esa parada, y has de respetarla, porque el diálogo

te llava inevitablemente en su organicidad hacia la pausa. Dentro de la fluidez

de la conversación se alcanza un clímax en el que el actor desconecta de la palabra

para pasar a un silencio”

 

Acopla espacios disimiles entre el tiempo y los anhelos en cada protagonista; sus pensamientos los antepone para un futuro complejo en cada personaje adonde expresan su sentir de la vida emocionalmente, trastoca sus alrededores y plantea opiniones referentes a su propia realidad sea laboral y cotidiana; temas de política, diversión, educación, reafirma el dramaturgo “En donde ese vivir en el mundo debe estar unido al vivir en tu propio mundo” Ahora bien, el mundo ambiguo se encuentra en las raíces de la vida cotidiana Harold Pinter lo nombra la pura poesía de la ambigüedad donde se sustituye radicalmente en cada personaje que pone a escena.

Sí, es el espejo de ciertas sociedades marcadas por el ritmo de la vida y de su propio andar en el ámbito cotidiano de sus labores, dice nuestro guionista “nuestra sórdida, triste realidad cotidiana”

Este vivir es más bien un subvivir, por ello reitera interrogantes ¿De dónde vienen esos seres?, ¿A dónde van? En el omnisciente está latente el verbo CONOCER.

Sus personajes humanos son alusivos hasta cierto punto rehúyen de las causas emotivas y de las lógicas actitudes La ambigüedad y la incerteza nacen de estas conductas, la disonancia: es la unión entre las acciones y la intención que las provoca cada ser humano, sí, el teatro del absurdo reintegra acción-expresión–conflicto. Las visiones antiestéticas son totalmente complementarias el significado es un doble filo, es decir, en sus personajes puede ridiculizar con un humor acido una situación cruel e incómoda. Este humor implica en si mismo la interpretación de acciones sin palabras. Por supuesto existen otras perspectivas que el espectador no capta a primera vista y, es que el teatro de Pinter ofrece una impostura, sí, la imagen en escena es la identidad de los entornos indecisos que se puedan presentar en los contornos de los personajes.

El tiempo presente se encuentra en la acción dramática que recupera la memoria de cada personaje en escena o lo inventa de acuerdo a su papel. En las obras se parte generalmente la situación de inocencia, situación absurda y desafiante por la conducta singular de algún personaje que resalta incomprensible para el público, y en ocasiones para el resto de los protagonistas. Déjeme ser enfática, las obras de Pinter acceden a una influencia de los inicios teatrales de Samuel Beckett con quien mantuvo una larga amistad.

Termino ávidos lectores, sus personajes aparentemente conviven situaciones incomprensibles pero el ser humano no es más que un ser humano muy complejo, retrata las conductas peculiares de toda sobrevivencia, todos ellos de forma coloquial son libres absolutos con diversos intereses y aspiraciones que a medida luchan entre conflictos personales y ponderan su visión del mundo.

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