Editorial

Crónicas del Olvido – “PALABRAS EN VERSOS”: KARL KRAUS

Crónicas del Olvido

“PALABRAS EN VERSOS”: KARL KRAUS

Alberto Hernández

(Para Rubén Darío Carrero)

1.-

Largo fue el periplo de Karl Kraus. Desde su nacimiento en Bohemia en 1874, hasta su muerte en Viena en 1936, su lengua no paró de decir, de “urticar”, de moverse en procura de un mejor uso de la sintaxis, pronunciación y estética. La creación de un “tribunal de la lengua” lo convirtió en blanco de muchos de sus detractores, como lo fueron ellos de él, de los tantísimos que lo veían de lado o por encima del hombro.

Crítico, ácido en su decir, Kraus no dejó pasar yerro alguno de individuos o de la sociedad en su conjunto. Viena fue su sitio de lucha contra la corrupción y los devaneos del poder contra la civilidad. Se enfrentó al imperio habsbúrbico, para desde el mismo idioma alemán desbaratar los cálculos oscuros de la perversión política y económica.

Su biografía, así como su obra, está llena de disparos contra un muro que se deslizó en caída hacia la Primera Guerra Mundial. Su vida, su escritura, ha sido parte de autores como Sigmund Freud, Elías Canetti, Walter Benjamin, Ludwig Wittgenstein y Arnold Schönberg, entre otros, como señalan sus seguidores.

Lo retratan casi enano y de ceño fruncido. Lo dibujan y lo borran: es una opacidad para quienes no lo han tenido pendiente (como en mi caso) o una beligerancia para quienes creen que las palabras sólo sirven de adorno. O de jaculatoria. Kraus fue un obstinado de la crítica. Un porfiado contra el poder, aun cuando el poder haya estado en su talento.

Traducido por Sandra Santana, autora también del extenso estudio que encabeza la publicación de la Editorial Pre-Textos en su Colección La Cruz del Sur, Madrid, Buenos Aires, Valencia, 2005, este libro descubre las entrañas de una realidad que sigue sobre nuestras cabezas: la corrupción, la estirpe criminal del poder y el mal uso (intencional mal uso) de los idiomas desde ese mismo poder como herramienta de control.

En este título, “Palabras en versos”, el poema aforístico, cuestionador, violento a veces que, desde la prosa no se resigna a perder el rumbo de su cuestionamiento.

2.-

En uno de sus párrafos, Santana afirma:

“Su figura encierra un torbellino de pasiones contradictorias. La independencia de su pensamiento le hace cambiar, en repetidas ocasiones de credo y filiación política. Pero el mismo rostro público de Kraus, admirado y odiado por sus contemporáneos, se mantiene impasible como iniciador de un camino que resultaba imposible seguir: ´Muchos comparten mis opiniones, pero yo no con ellos´. Karl Kraus exigía la máxima responsabilidad en el comportamiento público y un rigor lingüístico rayano en la parálisis del texto…”

En efecto, Kraus era duro, pero esa dureza hacía que cambiara de máscaras, que no se sujetara a un solo pensamiento. Tozudo, llevó su “realidad” (la de otros como fórmula crítica) al poema, a los versos, a las líneas donde desembocaba toda la doble moral que denunciaba en cuanto papel lograba rayar con su mano.

En estos poemas, desnudos hasta cierta perseverancia contra quienes se le aproximaban o conocía por sus acciones, está el hombre que hoy leemos. En estas “Palabras en versos” el placer es una fórmula crítica. Una “poética” urticante, políticamente perfecta, estéticamente puesta al margen de la misma estética de cierta poesía. Son poemas. Son versos sin ropa. Son versos desnudos donde a veces destaca cierta iluminación. Y aunque son celebrados por su verticalidad moral, se trata de una presencia activa, verbal, testaruda y explosiva. Es una poesía aforística, trajeada desde afuera, desde el lector. En las líneas o versos que leemos hay una “variación de la realidad” que conduce el lector, no a un lugar mágico, como afirma Santana, sino a un lugar de “verdades” sociales y políticas.

No obstante, algunos poemas salvan esa distancia: cuando Kraus juega con la imaginación se desprende del desafío militante de la calle, de las pelucas perfumadas, de los salones sucios donde se negocia con las virtudes.

Un ejemplo de esos versos:

“ERÓTICA COMPARADA:

Así es completada la maravillosa imagen de Venus.

Tomo un ojo, una boca allá,

aquí la nariz, allá la curva de las cejas.

Lo pasado se me hace presente.

Un antiguo aroma fluctúa y se disipa a lo lejos,

Se oye un sonido que en la tumba resuena tiempo atrás.

Así vivirá, mientras dure mi vida,

la imagen de Venus nacida en mi mente”.

Lector infantil, como siempre he sido, veo la mano del doctor Frankestein, la de Picasso poniéndole rostro a un cuerpo. Kraus imagina y crea el poema en poesía. En otros desborda una bilis que transgrede el deseo de entrar en su verdadero yo estético.

Digamos que se balancea entre el yo interior apaciguado y el que lo ahoga afuera desafiante. Mientras el lector se topa con sucesos próximos a la crítica ardida, en otros el poema aparece y brilla, como en éste:

“LOS PÁJAROS YA ESTÁN AQUÍ:

La estancia permanece silenciosa mientras el domingo

gesta su plan frente a la ventana.

La pantomima de los espectros se representa,

de cuando en cuando, en el silencio…”.

Este magnífico texto –el anterior- se desvincula de

“LA RIMA:

La rima es sólo favor del lenguaje

Y en esto no la iguala ningún arte.

Fue dada a luz por la amorosa unión

de una oración con otra oración…”.

Parece una lección escolar, una clase elemental de literatura.

En todo caso, más vale lo que registra la emoción, la sorpresa de los versos que no llegan a puerto. Este cronista se queda con los que conmueven, con los que resaltan ese adentro iluminado por las imágenes.

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