RECUENTO
MELISA COSILIÓN
Quisiera que nunca me falle la memoria
para poder conservar en ella
el recuerdo intacto de cada uno de los días
que estuvimos juntos.
Pero a veces la memoria es un barco
mecido en las aguas del tiempo,
y en su carne de madera se trasmina
cada día, algunas gotas.
Hay días tan alegres, mañanas inquietas
que se revuelven como mariposas,
y agitan las velas para viajar
a aquella tierra de locos que brilla
en el horizonte de estrellas.
Y existen días oscuros y grises
donde la memoria transita las aguas
que son dominio del Kraken, y parece
que me quiebran.
Estoy escribiendo la bitácora
de este barco llamado memoria,
porque quiero dejar registro de lo que amo,
por si un día me vuelvo naufragio.
