La Antropología Metafísica de Julián Marías
Gloria Chávez Vásquez
El español José Ortega y Gasset, decía que la cortesía del filósofo es la claridad en su prosa. Julián Marías que fue su alumno, poseía esa virtud, la cual, entre otras cosas, le llevaría a convertirse en uno de los pensadores más importantes del siglo XX.
Desde la publicación de Historia de la Filosofía, su primer libro, Marías cautivó a sus lectores con sus ideas y transmitió en sus escritos, un intenso deseo de superación intelectual. Después de eso, solo había que seguirlo, _como al maestro que era _ para continuar creciendo, junto a él y su obra.
La filosofía, según Julián Marías, es un hacer humano y un ingrediente de nuestra vida. Es un saber a qué atenerse respecto a la situación real. Sólo de este modo podrá ser la filosofía una actividad radical: “la filosofía tiene la exigencia de justificarse a sí misma, de no apoyarse en ninguna otra certidumbre, sino, por el contrario, dar razón a la realidad misma”.
El Estudiante
Julián Marías nace el 17 de junio de 1914 en Valladolid. Su formación académica en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, como alumno de Menéndez Pidal, Pedro Salinas y, por supuesto, Ortega y Gasset, le llevan a graduarse como filósofo en la Universidad Complutense. De cultura enciclopédica, excelente ensayista, traductor de Aristóteles, Séneca, y Leibniz, es amigo de otros grandes, como Gabriel Marcel y Thornton Wilder.
Cuando estalla la Guerra Civil (1936-39), Marías es reclutado por los republicanos, que lo destinan al servicio de traducción. Entretanto, colabora en la revista Hora de España. Marías escribe a favor de la constitución del Consejo Nacional de Defensa en el ABC republicano y eso marca sus alianzas. Terminado el conflicto, dos de sus amigos presentan testimonio en su contra. Como consecuencia, Marías pasa unos meses en la cárcel, pero gracias a la intercesión de Camilo José Cela y la familia de Ortega, logra su libertad. En Memorias: Una vida presente, Marías relata sus experiencias durante esos días aciagos en Madrid.
En 1948, junto con Ortega y Gasset, funda el Instituto de Humanidades de Madrid y tiempo después, crea el Seminario de Humanidades, por el que pasa la intelectualidad española de fin de siglo. Marías, se dedica de lleno a la escritura y se casa con su compañera de Facultad, más tarde profesora y escritora, Dolores Franco Manera (1912-1977). Con ella tiene cinco hijos.
Debido a la censura franquista, su tesis, presentada en 1942, es suspendida y no puede doctorarse hasta 1951. Tampoco puede publicar hasta los años cincuenta. Durante esa época sobrevive como traductor y profesor de la academia Aula Nueva, fundada con un grupo de amigos. Mas adelante, escribe para diversas publicaciones, dicta conferencias en países de Europa y enseña en otros de América. En 1964 es admitido como miembro de la Real Academia Española. Católico practicante, Marías participa, además, en las sesiones del Concilio Vaticano II. Durante el gobierno de la Transición es designado senador (1977-79). En 1982 pasa a formar parte del Consejo Internacional Pontificio para la Cultura, creado por Juan Pablo II y en 1996 obtiene el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Preside la Fundación de Estudios Sociológicos desde su creación en 1979 hasta su fallecimiento en Madrid, el 15 de diciembre de 2005, a la edad de 91 años,
La estructura empírica de la vida
El joven filósofo cita directamente de las fuentes clásicas en Historia de la Filosofía (1941) para escribir una rigurosa síntesis histórica, un repaso extenso, ameno y sucinto de la materia desde sus orígenes y en el que fluye su estilo característico: claridad, transparencia en la exposición, rigor en las fuentes, y explicación desde la filosofía de la razón vital, que comparte con su maestro Ortega. Marías lo concibe como “los pasos libres y necesarios de la mente occidental en busca de la verdad radical sobre la realidad”.
En desarrollar los principales temas filosóficos alrededor de la razón vital, sabe bien que el papel de la Introducción a la Filosofía (1947) es “descubrir y construir” en las circunstancias del ser. La filosofía de José Ortega y Gasset representa para Marías, el más denodado esfuerzo por entender al ser humano como persona, y no como una cosa, como lo hacen las mal llamadas filosofías «espiritualistas», empecinadas en la cosificación de lo personal.
Marías ahonda en la dimensión personal del ser humano, en Antropología metafísica (1970), una de sus aportaciones más originales porque, este libro explica el sentido general de su obra.
Con Persona (1991) y con Mapa del mundo personal (1993) Marías define a la persona: única, irrepetible, corpórea, superando la definición de Boecio: “sustancia individual de naturaleza racional”. En la antropología de Marías, tiene gran relevancia las dos formas de “ser persona”, Hombre y mujer están referidos el uno a la otra, como la mano derecha a la mano izquierda, y están llamados a la unidad. Su estudio sobre La mujer en el siglo XX (1980) y posteriormente, La mujer y su sombra (1986) lo convierten en pionero y líder de los estudios feministas.
Si en Tratado de lo mejor se refiere a la ética, y en Breve tratado de la ilusión, escribe sobre el papel de la imaginación, en La felicidad humana (1987) examina los aspectos de la vida cotidiana y relaciona la felicidad con el amor y con el carácter perdurable de éste: en la medida en que se ama, se necesita seguir viviendo o volver a vivir después de la muerte para seguir amando.
Marías analiza una de las dimensiones decisivas de la vida humana, a través de la historia de la literatura y el teatro, en La educación sentimental (1992) gracias no sólo a sus conocimientos antropológicos, sino también a su amplia cultura de los clásicos griegos y latinos, el Siglo de Oro, la generación del 98 y la narrativa contemporánea.
El filósofo español sostiene que el hombre no es la realidad radical, sino una realidad radicada que descubro en mi vida. La realidad radical es más bien la vida, que debe entenderse como un área en la cual se constituyen las realidades como tales. De ahí que su teoría de la vida humana no es una preparación para la metafísica, sino la metafísica.
Como miembro destacado de la Escuela de Madrid, Julián Marías contribuyó a la creación del concepto de una filosofía española y por osmosis, de la hispanoamericana. De ese modo, Marías partió del legado filosófico de Ortega, el raciovitalismo, para continuar desarrollando su argumento sobre la estructura empírica de la persona y la vida humana.