DEJA
MELISA COSILIÓN
Déjame llevarte en la boca
para saborearme tu carne de fiera,
dios hijo del mar y del cacao.
Déjame llevarte entre mis manos,
cuando camino las sendas de la lucha
para tomar de tus cabellos estridentes
la fuerza.
Déjame llevarte en mis oídos,
custodio de la música del alba,
de las notas que dibujan las estrellas
y la luna.
Déjame llevarte entre mis pechos,
con el tambor de jade de tu sangre
revolucionaria, intransigente, necia…
Déjame guardarte entre mis piernas
todas esas noches que te escondes,
y no apareces, sino hasta que llega
la llovizna.