ANHELOS
MELISA COSILIÓN
Palabras eternas, amplias,
la certeza de un águila calva.
Clava sus garras en mi hombro,
me lleva como pez violentado
por los aires del desvelo.
Otra vez, floto, encima
de esa nata espesa
que se percibe sobre el agua.
Presiento el ardor de mi memoria,
el silencio royendo mis huesos,
y el anhelo de dos brazos
que me contengan.