Por: Enrique Quintana
Por primera vez desde hace muchas décadas, quizás desde los años de la Revolución Mexicana y la gripe española a principios del siglo pasado, en 2021 casi se igualaron el número de nacimientos y de muertes en México.
El año pasado fallecieron en nuestro país 1 millón 117 mil personas, mientras que nacieron 1 millón 172 mil.
Si no hubiera fenómenos migratorios que pueden modificar el dato, habríamos tenido en 2021 un crecimiento poblacional de apenas 55 mil habitantes.
Sobre la base de los 126 millones de personas que reportó el censo de 2020, implica un crecimiento anual de solo 0.04 por ciento. El más bajo desde la segunda década del siglo XX.
Se conjugaron dos fenómenos en el país. Por un lado, la pandemia produjo una notable cantidad de fallecidos en exceso a los años previos.
En 2019, de acuerdo con el INEGI murieron en México 747 mil 784 personas. En 2020, fueron 1 millón 87 mil y en 2021 el millón 117 mil que ya le referí.
Además, el año pasado hubo una singular reducción del número de nacimientos. La cifra que le citamos más arriba, 1 millón 172 mil, es inferior en 828 mil a la que se presentó en 2019.
Esta caída también puede ser atribuida al comportamiento social y familiar que derivó de la pandemia.
Por cierto, las cifras que dio a conocer el INEGI generaron confusión y en muchos casos fueron reportadas incorrectamente, ya que el número de nacimientos registrados el año pasado alcanzó el millón 912 mil, lo que dio la apariencia de un fuerte incremento.
Cuando se observa el año de ocurrencia del nacimiento, resulta que 741 mil registros correspondieron a nacimientos de años anteriores a 2021.
El cierre de las oficinas de Registro Civil y las precauciones tomadas por muchos padres para no exponer a los niños en este proceso explican este atraso.
Algunos preocupados por el crecimiento poblacional quizás estarán satisfechos de que el año pasado virtualmente ya no haya crecido la población mexicana. Pero la realidad es que las razones por las que ocurrió no son para festejar.
Aunque el número de defunciones en 2021, como era de esperarse, resultó mayor en la población de más de 65 años (el 56 por ciento del total), el hecho de que 44 por ciento de los fallecidos hayan sido menores de esa edad revela un cambio en el perfil de los fallecimientos, asociado a la pandemia.
Hay una pérdida mayor que en otros años de población en edad productiva, lo que tiene repercusiones para la situación económica de las familias y también para el potencial de la economía.
No se ha hecho un estudio suficientemente profundo al respecto, pero me parece que el retroceso económico que vivimos en 2020 y el hecho de que el nivel del PIB todavía esté por debajo de las cifras prepandemia, se explica en una parte por la pérdida de población en edad productiva, que fue de alrededor de 400 mil personas, considerando el rango de edades de los 16 a los 64 años.
Los datos del INEGI también dan cuenta del profundo cambio en la estructura familiar que se vive en México.
Solo uno de cada cuatro niños que se registró en México el año pasado tuvo como madre a una mujer casada.
Poco más de la mitad fueron registrados por madres que viven en unión libre. Y el otro 25 por ciento por personas solteras, separadas, viudas y divorciadas.
Hace unas décadas resultaba escandaloso que hubiera hijos de mujeres no casadas, hoy son la abrumadora mayoría.
En términos de tendencias demográficas, el que haya cada vez menos niños en México ofrece retos formidables para el futuro. A algunos de ellos ya nos hemos referido al hablar del tema de las pensiones.