TE LLEVO
GUILLERMO ALMADA
Te llevo entre mis manos,
entre mis besos santos,
en el deseo impuro
de copular contigo,
en la noche callada,
en el silencio austero,
en el insomnio errante
que me arrastra
hasta tu imagen.
En esta sed de pasar
tiempo a tu lado,
en el tedio obeso de extrañarte.
Te llevo así,
en brazos,
a cuestas,
adentro mío.
Te has convertido
en la nada de mis pensamientos,
en el ser objeto de todos mis deseos,
en el beso no dado y tan sentido,
en la razón perdida,
en el desequilibrio.
En lo que nunca con nadie,
pero contigo sí.
En la única persona
de mi lista de gente favorita.
En el verbo de mis conjugaciones,
en el núcleo de mis predicados.
En el párrafo subrayado que releo,
y, por qué no decirlo,
en mi libro favorito.