Mariel Turrent
Divagaciones entre una frase y mi irrealidad
8 Totoro
“¡Papá, seguro que en esta casa vive algo raro! ¡Es fantástico! Siempre he soñado con vivir en una casa embrujada.”.
Mi vecino Totoro, Hayao Miyazaki, 1988.
Eso de caer en un hoyo más profundo de lo esperado y andar siguiendo a una criatura peluda, no es algo exclusivo de Alicia en el país de las maravillas. Como tampoco es exclusivo de Mary Poppins volar con un paraguas. En Mi Vecino Totoro, Mei, una niña japonesa cae también por un hoyo profundísimo y ahí conoce a Totoro, a quién días después, una tarde de lluvia, le presta el paraguas de su padre con el que se elevan por el cielo. También, Totoro, después de una danza ritual a la que Mei y su hermana mayor Satsuki se unen, hace que brote de unas semillas un árbol inmenso, que me remitió al cuento de Las habichuelas mágicas.
Tengo un amigo gruñón, que suele lanzarme este tipo de regalos: este domingo, de la nada, me mandó el nombre de esta hermosa película. Yo suelo entusiasmarme (así como la Mei de la película cuando descubre a Totoro) y él ruge, o me ignora, pero siembra en mi la inquietud. Así, tras terminar de leer el larguísimo libro de Haruki Murakami Crónica del pájaro que da cuerda al mundo —que inicié entusiasmada y terminé un tanto deprimida—, Hayao Miyazaki me regresó nuevamente Japón, a sus casas misteriosas, a sus espíritus y a esa costumbre suya de mezclar los sueños y la realidad, pero a diferencia de Murakami, Miyazaki me hizo feliz. Y es que hay de casas misteriosas a casas misteriosas, la que aparece en el libro de Murakami no se la deseo a nadie, pero ¿a quién no le gustaría vivir en la de la historia de Miyazaki?
Mi vecino Totoro, es una película japonesa de dibujos animados realizada en 1988, escrita y dirigida por Hayao Miyazaki y producida por Studio Ghibli ganadora de varios premios y posicionada entre las mejores de su género. Totoro —personaje que estuvo en la mente de Miyazaki por diez años antes de hacerse real— ha sido reconocido como uno de los personajes más populares de la animación japonesa, el equivalente a Winnie the Pooh del inglés Alan Alexander Milne. Además, el carismático Totoro figura como logo del Studio Ghilbli que, en otoño de 2022, abrió Ghibli Park Un parque temático a las afueras de Nagoya donde se puede visitar la reproducción a escala real de la casa de Satsuki y Mei.
Sinceramente yo cambio a todos los gatos de Murakami por el Gatobús de Miyazaki, me encantó. https://www.youtube.com/watch?v=BjeBG8Xrci8