TANATOLGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
LA ILUMINACIÓN
Pero ¿qué es la iluminación’?
Según los budistas es un estado de conocimiento o sabiduría perfectos en combinación con una compasión infinita.
Al hablar de conocimientos, no solo son los conocimientos que vamos adquiriendo a través del tiempo acerca de las cosas y el entorno, sino que va más allá de lo que vemos, el conocimiento es un entendimiento de la existencia, por qué y el para que las cosas se nos aparecen en el camino, esto incluye el cómo las vemos y como son en realidad, es por una parte nuestra actitud hacia ellas, lo que significan para los demas y su verdadera naturaleza.
Este conocimiento nos libera de la ignorancia y del sufrimiento. Incluso algo que es recurrente en la sociedad es; que quien sabe de dónde viene es más feliz que alguien que lo ignora. Existe una frase que dice “el conocimiento os hará libres”
Sócrates dijo acerca del conocimiento del todo.
“El conocimiento nos conduce a una evolución, a ser consciente de la realidad en la que vivimos, y que es el primer paso hacia la libertad individual y por lo tanto colectiva “
Y hablar de ignorancia es no solo la falta de conocimientos, sino de ver una realidad distorsionada, y por consecuencia nos lleva a ver los placeres temporales como algo para aliviar el dolor con la felicidad momentánea.
Y entonces se habla del nirvana donde no hay placer no dolor, sino que todo está en el mismo nivel, por tanto, ni se goza ni se sufre y entonces es ahí donde podría caber la iluminación. Solo vivimos y esto no es nada simple ya que habría que trabajar para poder alcanzar este estado.
Lo que produce la iluminación no es una secuencia de causas. Tu búsqueda tu intenso anhelo, tu disposición a hacer cualquier cosa; todo ello junto crea cierto aroma a tu alrededor en el que ese gran accidente se hace posible.
La iluminación es siempre como un accidente, porque es imprevisible, porque no puedes gestionarla, no puedes hacer que ocurra, pero no quiere decir que no hagan nada para obtenerla. El accidente solo ocurre a los que hacen mucho para que ocurra, aunque nunca les ocurre por lo que hacen. Ese hacer solo es la causa que crea la situación por la que tiende a ocurrir el accidente, siendo este un magnifico suceso
De ahí esta parábola.
Chiyono y el cubo de agua:
Chiyono era una mujer muy hermosa y cuando era joven hasta el emperador y los príncipes iban tras ella. Ella se negaba porque solo quería ser amante de lo divino. Fue de monasterio en monasterio intentando hacerse monja, pero hasta los grandes maestros se negaban: tenían a su cargo muchos monjes y ella era tan hermosa que se olvidarían de Dios y de todo lo demas. por eso allí donde iba encontraba las puertas cerradas. Pero ¿Qué hizo Chiyono? Encontró una salida, se quemó la cara y se la llenó de cicatrices, y después fue con un maestro que no podía reconocer incluso si era hombre o mujer. Entonces fue aceptada como monja. Estudió y meditó durante treinta o cuarenta años sin parar. Entonces de repente una noche …estaba mirando la luna reflejada en un cubo de agua. De repente el cubo se cayó, el agua se derramó y la luna desapareció; ese fue el detonante. Siempre hay un punto crucial, en el que lo viejo desparece y lo nuevo comienza en el que renacemos.
De repente el agua se derramó y ya no había luna. Entonces Chiyono debe haber mirado hacia arriba para ver la verdadera luna. De repente despertó al hecho de que todo es un reflejo, una ilusión porque vemos la cosas a través de la mente.
Cuando se rompió el cubo, la mente también se rompió. Estaba preparada. Todo lo que podía hacerse ya se había hecho. Ella ya había hecho todo lo posible. No quedaba nada, estaba preparada, se lo había ganado.
Este accidente ordinario se convirtió en el punto crucial, el detonante.
De repente el fondo se cayó; fue un accidente, no más agua, no más luna en el agua, vaciedad en mi mano.
Y esto es la iluminación: cuando tienes la vaciedad en tu mano, cuando todo está vacío, cuando no hay nadie, ni siquiera tú. Has llegado al rostro original del Zen
“Duda de todo, encuentra tu propia luz”
“Solo hay dos errores que se cometen en el camino a la verdad; no empezar y no llegar hasta el final”
frases budistas