AMAR EL FUEGO Y LA CENIZA
MELISA COSILIÓN
No tengo miedo de arder, de quemar
mi lengua y tu boca.
El humo no detiene
el camino del fuego,
su cuerpo ligero
es un puente entre chispa y hoguera.
Pero así como no temo amar,
ni quemarme siempre
que mis venas lo pidan,
tampoco le tengo miedo
a la ceniza.
Las veces que necesite
diré adiós a la madera
que no me responda,
secaré la sed de mis labios
y avanzaré danzando
al otro lado de las piedras.
Detrás de la puerta
encenderé mi fogón
para consentirme,
porque por más que anhele
una boca, un cuerpo,
un alma desnuda,
sé que sólo a mí misma
pertenezco.