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GUILLERMO ALMADA
Vengo desde la orilla
de los sentidos,
a coger los atajos
para llegar a ti.
Voy a tomar, sin frenos,
las peligrosas curvas de tu figura,
para dejarme estar
en esta hora,
durmiendo entre tus piernas,
al calor lánguido
de las nostalgias.
Es mi deseo poblarte,
romper la cáscara,
para provocar un aleteo.
En la primera aspiración,
darte mi aliento,
y una vida nueva,
más breve tal vez,
pero plena de instantes
por descubrir,
para alegría de tus días.
No voy a inventarte
un mundo nuevo,
ni a bajarte la luna,
ni a ofrecerte un jardín
de rosas que no tengo.
Los dragones existen,
y son tuyos.
Lo que yo te propongo
es otra cosa.
No soy príncipe,
mi color es espantoso,
y si alguna vez fui
caballero andante,
ya perdí esa maña.
No he venido a rescatarte,
sino a compartir contigo
lo que queda.
