HOMENAJE A EDUARDO LIENDO
Crónicas del Olvido
EL ROUND DEL OLVIDO
Alberto Hernández
La imagen de un ring de boxeo. La imagen del fracaso, para muchos boxeadores del patio. Para muchos pegadores venezolanos. Decir los nombres nos limita. Inclusive los nombres de la ficción, porque son tan reales que se salen de las páginas y los vemos de porteros en burdeles, de torturadores en los sótanos de la policía, de monigotes de politicastros, de guardaespaldas, de bufones, de recogelatas, de maridos de personajes ilustres, de don nadie.
Imagino a Eduardo Liendo en primera fila. En ring side. Imagino al novelista entrevistando al pugilista. Lo veo inventando a una periodista que se empata con el peleador. Imagina todo y escribe una novela con el título que arriba leen. Una novela que duele como un coñazo en el estómago. Como un upper en la boca del alma.
Los que llegan a la fama también se tropiezan con el olvido. Y allí se quedan, cundidos por los gusanos de la lejanía. Por las moscas del día.
“Ya estaba firme como campeón de mi categoría, o sea, después de vencer a Tulio Monsanto no se veían fuertes rivales…”, y después la caña, las putas, la noche.
“Ella le miró todavía mientras él caminaba cojeando hacia la entrada del edificio, apoyándose en el bastón. Antes de abrir la reja se volteó a verla. Entonces ella arrancó el auto y se frotó dos lágrimas imprudentes con el envés de su mano” (pág. 390. Monte Ávila Editores, Caracas, 2004).
Esta novela es un registro de la realidad de muchos que cayeron en desgracia y tomaron la calle y los rincones oscuros para morir. Por allí andan algunos todavía, con la gloria en la memoria, con todo el olvido a cuestas.