RESPIRO
MELISA COSILIÓN
Siempre la música
corona el movimiento
de la mente, del cuerpo.
Cada músculo reacciona
a veces involuntario,
sintiendo las manos
invisibles
de la cadencia.
La caricia adquiere volumen
cuando llega la noche,
presencia, perfume,
un calor joven
que se consume despacio.
A la mañana siguiente
silencios y miradas
que aseguran
la complicidad secreta
del acto…
Y el dolor, asomado discreto,
seduce la memoria
regalando un respiro
a lo cotidiano.