SOY UN NIÑO EN LA CALLE
GUILLERMO ALMADA
Soy un niño en la calle,
y desde mi perplejidad de huérfano
trafico las palabras
que cosecho en las mesas de los bares.
Soy lo que dejas de mí
tras tu paso,
o lo que yo decido ser
después de tu presencia.
A veces un conmovido Werther
sin Carlota. A veces.
Las más, un atroz vestigio
de tu ausencia.
Soy un niño en la calle,
buscando en cada esquina
los modos neuróticos
de la insatisfacción,
o un genio que me otorgue
tres deseos capaces
de subsidiar mi contingencia.
Intento transitar esta tragicomedia
nuestra de cada día
sin llegar al pecado de olvidarte.
Soy un niño en la calle,
así de inadvertido me presiento.
Abandonado. Te busco igual
entre los viejos apuntes
de mi memoria. Transcurro
en la incomodidad de mis deseos
cuando te veo
entre los reflejos de un escaparate.
Te pienso. Y cierro los ojos
cuando me visitas.
Es que me gusta lo que veo.
Silenciosa, te metes en mis cosas.
Me distraes y te quedas
coqueteando con tu risa.
Pero no puedo sostener tu mano,
aunque quisiera.
Me angustia el desamparo,
sin vos no hay felicidad posible.
Soy un niño en la calle.