Editorial

RADIOGRAFÍAS

Japón y su espacio

NORMA SALAZAR

 

No pinto el ser, sino el tránsito

Michel de Montaigne

 

Muy cierto,  amable lector es un espacio aquel que no une o no separa, es decir, un espacio a  manera de contexto nos define y nos sitúa, estipula rasgos que nos identifican en ciertos aconteceres, y es que los sucesos históricos no saben evadir el cauce de los seres humanos, por lo tanto, diversos hechos en varias facetas del arte muestran su perspectiva del espacio con su entorno.

A través del  arte los ejecutantes de cada disciplina exteriorizan sus caviles con inflexible paciencia la realidad de un espacio hecha a la medida de quien lo habita o lo contempla, en el micro-universo de las humanidades el espacio nos revela una representación de ese espacio al romper con el pretérito como un escape.  Déjeme ser enfática, el arte actúa como catarsis  resurge en los procesos artísticos profundos a sus raíces en circunstancias históricas de una sociedad.  Las huellas del pretérito se hacen presentes en sucesos insospechados con su diversidad geográfica como en la sociedad cotidiana actual.

 

Otro punto a resaltar es que la cultura y la religión nipona une a las personas, los enlaza y los vuelve apropiables en un espacio, en ello los individuos tiene una identidad. Cada cultura es única e irrepetible dentro de cada grupo el modo de proceder  de pensar el mundo, cada ser humano tiene su propia identidad, es la forma en la que organizan la realidad en la que se encuentran sus experiencias que han vivido, una sociedad que se conduce en un espacio y tiempo para ser  entrecruzada fortaleciéndose de nuevas experiencias. La sociedad construye en sí misma una descripción de su entorno a través de su propia lógica del mundo generada por su historia su experiencia y vivencia, por su cultura y su contexto de suerte que separa  y  distingue de un “otro” humano, es por naturaleza.

El espacio-cultura es un mundo que comulga con diversas religiones sin excluir ni alejar a éstas conforma  su identidad, es decir, su raíz, afirma  Kishimoto Hideo en su Sekai no Shȗnkyȏ (Historia de las Religiones)

“Se ha dicho que Japón es un museo vivo de religiones. Y así es. Toda la población es sincretista: su sentimiento religioso tiene elementos de sintoísmo, budismo…, pero así es toda su vida cultural. Su vestido, su comida, su vivienda, sus gustos…, todo expresa pluralismo estructural de su cultura, con el que el ciudadano se siente cómodo y enriquecido, sin el menor escrúpulo. Nos faltará la crítica. Puede ser. Pero tenemos tolerancia y nos enriquecemos con la pluralidad”

Los japoneses están profundizados en el misticismo de las religiones, el entorno mágico y sigiloso que emana el sintoísmo,  la conciencia y meditación que predica el budismo. La  mitología japonesa es heterogénea muy compleja, dioses mezclándose entre religiones, sintoísta y budista con practicantes fervientes que rezan frente a sus templos sin contradecirse ni violentarse.

En una parte se encuentra la metamorfosis azarosa del shinto o sintoísmo, por otra parte está la mutación causal del budismo zen con sus espacios.

“Al final, la combinación de estos dos conceptos convirtió en universal la creencia en que todo está dotado de una vitalidad innata, y todo cambia dentro de sí y por las circunstancias externas.”,  erudito e intelectual Masaharu Anesaki

Ambas religiones encuentran en un equilibrio desde la visión del japonés y cada una brinda de aquellas necesidades que la otra carece.

Termino ávidos lectores, su formación de convivir en un espacio es muy importante para el pueblo japonés aunado a sus hábitos y cultura; Japón tiene edificaciones muy antiguas a su vez contemporáneas que coexisten en su arquitectura propia y extranjera, están abiertos a la modernidad, son mundialmente reconocidos sus espacios que son armónicos. Fieles a sus tradiciones que muestran al mundo occidental que lo visita con la siguiente afirmación de  Fusae Wada

“Pensamos que nuestra casa es un lugar privado. Es la división del interior con el exterior. Por eso, para cambiar de espacio, no podemos seguir usando los mismos zapatos”

 

 

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