Editorial

TAUROMAQUIA LIBERTARIA – LEON DE ALMEIDA

EN PUÑO Y LETRA LIBERTARIOS

TAUROMAQUIA LIBERTARIA

LEON DE ALMEIDA

EL HEROÍCO RUGIDO

DE UN LEÓN DE LOS RUEDOS

La lidia del toro “Vendaval”, de “Murube”, en el “Circo Teatro Yucateco”

Una anécdota taurina narrada por el Dr. Eduardo Urzaiz Rodriguez.

El Dr. Eduardo Urzáiz Rodríguez, quien fuera un prestigiado gineco-obstetra, fundador y primer director de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yucatán (ahora UADY), también escritor, poeta y hombre de una gran cultura, sacó a la luz pública un libro histórico, anecdótico, humorístico, que él mismo ilustró con dibujos, y que se llamó “RECONSTRUCCIÓN DE HECHOS”, el que firmó con su pseudónimo literario “CLAUDIO MEEX”.

Una de las anécdotas que “Claudio Meex” narra en el interesantísimo libro es de índole taurino, tuvo como escenario la plaza de toros llamada “Circo Teatro Yucateco”, que se encontraba en el cruzamiento de las calles 57 y 68, a unos pasos del parque de “Santiago” y como protagonista a mi bisabuelo y entrañable amigo del doctor Eduardo Urzaiz, el diestro matador de toros Adolfo R de León ¨El Yucateco¨ o  ¨El viejo León¨ como posteriormente fue apodado cariñosamente por colegas y aficionados de la fiesta brava local, nacional e internacional, siendo éste decano de los toreros en Mérida en los años 40¨s.

Narra el autor que el 6 de agosto de 1911, último día de la Temporada, se celebró un festejo taurino, en el que fue lidiado un toro de edad muy avanzada, tenía QUINCE AÑOS, llamado “VENDAVAL”,  éste toro era uno de los sementales de la ganadería española de “MURUBE”, que Don Rafael Peón Losa importó de la Madre Patria, para cruzar el ganado “criollo” que había en la ganadería famosísima yucateca “SINKEUEL”, con los excelentes resultados que todos los taurinos yucatecos antiguos conocen. Aquel toro ya había cumplido su misión de semental y se decidió lidiarlo para que muriera en el ruedo, como buen toro de lidia. Cuantos aficionados vieron el toro en los corrales del “Circo Teatro” antes de la corrida, echado, dormitando, con la cara llena de arrugas, inclusive con un cuerno “mocho”, creyeron que no serviría para nada.

Pero llegó el momento y “Vendaval” salió al ruedo, y cuando sintió el “piquete” al clavarle la “divisa” a la salida del toril, el astado español justificó su nombre y actuó como un verdadero vendaval, embistió contra los caballos, lanzándolos por encima de la barrera, con todo y picador montado, y mató con sus cornadas a todos los caballos disponibles para el festejo, al grado de que el empresario tuvo que salir a las calles aledañas al “Circo Teatro” a comprar caballos a los “cocheros” de las calesas, pues el público, exaltado por aquella bravura y fuerza espectacular, pedía ¡pica y más pica!

En el tercio de banderillas, no hubo un peón que pudiera poner a aquella enardecida bestia un par completo, hasta que llegó la hora de la muerte, que correspondía ejecutar al matador ADOLFO R. DE LEÓN “EL YUCATECO”.

Aunque un tanto impresionado por el “juego” que aquel “vendaval” había dado durante su lidia, el joven y experimentado diestro Adolfo R. de León tomó muleta y estoque, y se dirigió decidido hacia aquel bravísimo “Murube”. El trasteo fue brevísimo, unos tres o cuatro mantazos por alto, se perfiló y hundió el estoque “hasta los gavilanes”.

La estocada fue tan perfecta, que el toro rodó por la arena “patas arriba”, sin necesidad de ser apuntillado.

Aquello fue grandioso para los aficionados a la fiesta brava, que al día de hoy (dice el citado libro) recuerdan esa majestuosa hazaña de habilidad y bravura de un verdadero héroe de los ruedos.

(Con mucho cariño para mí bisabuelo el diestro matador de toros Adolfo R. de León y todos sus descendientes.)

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