Editorial

El holocausto mexicano, de Pablo Salas Maldonado – Ernesto Adair Zepeda Villarreal

El holocausto mexicano, de Pablo Salas Maldonado

Ernesto Adair Zepeda Villarreal

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A veces los libros llegan de maneras insólitas a la pila sobre la mesita. Este es uno de esos casos. El libro ´El holocausto mexicano´ del escritor Pablo Salas Maldonado arribó a mi escritorio de trabajo de la mano de Enrique Garza, un amigo en común, que bajo la frase: ‘A usted que le gusta leer’. Posteriormente me hizo el agrio comentario de lo difícil que es mover los libros de parte de los autores, y que a fin de cuentas aquí estaba uno de los ejemplares, prístino, editorialmente cuidado, y más aún, interesante. Se trata de una revisión histórica de una época de nuestra historia contemporánea denominada la ‘década pérdida’, que fue las presidencias de Echeverría y de López Portillo. La revisión se versa en aspectos de decisiones políticas sobre el manejo macroeconómico del país, y las consecuencias que han permeado hasta nuestros días.

Como cabe esperar, un libro de análisis político con perspectiva histórica no puede escapar del peso del juicio personal, o cuando menos de la ideología propia, pero eso apenas afecta la lectura; ya que, aunque se nota el sello ideológico del autor, la contundencia de sus argumentos y evidencias se antepone de manera puntual. Además, no creo que a estas alturas de la realidad haya partidarios de ambos fulanos, ni siquiera en el más rancio priismo, donde se sacuden esas hojas de una edad muerta. Aclarado ese punto menor, se puede abordar la interesantísima lectura de su obra. El libro fue impreso en 2022 bajo el sello editorial Atico en Monterrey, Nuevo León, dirigido por Gil Gallardo Montejano (182 pp). El diseño editorial estuvo a cargo de Rosario Contreras.

Alguna vez me encontraba yo leyendo un libro sobre lo que había ocurrido en el FOBAPROA, esa pesada laja que cargan las finanzas públicas a causa de las pésimas administraciones públicas y la rampante corrupción política. Ante eso, un tío me hizo el comentario de que ‘ya era un evento pasado, que era pérdida de tiempo’, Naturalmente hay dos respuestas obvias. La primera es que la historia no puede descartarse por caducidad, y segundo, que muchos de los procesos que hemos atravesado tienen mucha influencia en la modernidad, e incluso en la repetición cíclica de nuestros errores. Así, la historia, por más desagradable que sea, no puede ser obviada. Y este es el caso del pasaje en el que se centra el libro.

La historia comienza con la clara definición del presidencialismo mexicano, legado como un pequeño feudo entre partidarios del mismo equipo (o partido, o ideología), cuando pasamos del sanguinario Díaz Ordaz, al maniático Luis Echeverria, con las anotaciones del gobierno del activista infundado que adquiere poder, y que se transformó en el culto personal de la ignorancia, del rencor, y de la fantasía. De allí pasamos al nepotismo acorazado de López Portillo, otro ignorante oportunista que perdió la oportunidad histórica de cambiar el destino de la Nación por la obstinada incompetencia de sus decisiones. Ambos casos, salidos de la realidad, se basaban en el gasto corriente en lugar de la administración más moderada, lo que a la larga nos llevó a este desastre financiero que bien conocemos en la deuda externa, la hiperinflación y las constantes devaluaciones de nuestra economía. El libro se centra en dos sexenios, casi doce años, pero refleja el comienzo de algo que ha afectado a nuestro país en los últimos 8 sexenios, casi 48 años. Y sí, incluyo al último, porque tiene más en común con los dos fundadores de la crisis, que con el estadista que sueña ser.

En fin, a lo largo de sus páginas se van exponiendo las características personales de los presidentes, su ideología, y los momentos clave en los que tomaron las peores decisiones económicas y políticas posibles. El motivo, tener suficiente poder como para hacerlo, con la soberbia de no entender que no eran las personas adecuadas para tomar esas decisiones. La incompetencia institucionalizada. De eso trata la reflexión que nos comparte Pablo Salas, y que, a esta prudente distancia, es apenas el comienzo de la debacle que nos llevó de una nación en vías de desarrollo a este páramo sangriento de las crisis recurrentes, de las improvisaciones y las ocurrencias transexenales. Es importante recordar dónde dimos el tizonazo, y quienes estuvieron allí. A casi medio siglo de distancia, pareciera que ni el presidencialismo encubierto de buscar elegir a la sucesora (perdón, mi error) ni el clientelismo fundamentalista de echar la culpa a los viejos enemigos confiables (todos menos yo), permanecen. Claro, con ese grueso sello del nacionalismo irresponsable. El libro apunta detalles interesantes de la historia, de las personalidades y momentos que ayudan a entender cómo se tomaron las decisiones, y los resultados que se obtuvieron. Y claro, se centra en dos sexenios específicos, obviando un poco que los siguientes seis estuvieron también llenos de demagogia, de improvisación y de incompetentes.

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