TANATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
EL MIEDO
Pero y ¿Qué es el miedo?
El miedo es un código de supervivencia, nos previene y nos cuida, pero cuando el miedo es aprendido o es un recuerdo de algunas situaciones que nos han causado malestar, se convierte en limitador e improductivo, igual que el que deriva de la fantasía incontrolada y anticipa situaciones penosas. Son temores infundados, fóbicos, los que causan mayor malestar y no aportan nada constructivo, porque mientras el miedo es un despertador y nos avisa del peligro para tratar de auto-defendernos, creando una reacción de angustia; el miedo imaginario o neurótico, no hace más que apresar a la persona y robarle su vitalidad.
Todo el mundo tiene algún tipo de temor, y es que cuando la persona sale de su lugar de origen se siente insegura, y la inseguridad es un tipo de miedo. Igual cuando no se está a gusto con la vida que se está llevando (zona de confort) y la persona tiene la oportunidad de salir de algunos círculos viciosos no pueden o no quieren salir por miedo a lo desconocido.
Hay que aprender a desenvolverse con los miedos y para lo cual hay que ir optando por la estrategia que uno pueda llevar a cabo de acuerdo a la intensidad de tales miedos, sabiendo que el miedo es humano y que incluso los que parecieran más valientes los han tenido.
El miedo tiene gran valor, y viéndolo desde otra perspectiva es un aliado en nuestro camino, siempre y cuando uno camine a su lado sin dejarse someter y al final saldremos vencedores por haberlo cruzado sin malestares y podremos dejarlo atrás ante esas circunstancias, o sea, atravesándolo e irlo disolviendo.
Hacer las cosas aunque se tenga miedo, no dejar que el miedo nos paralice y nos impida seguir con nuestras actividades.
Evitar el miedo al miedo es un proceso, tratando cuando sea posible, mediante la vigilancia a la ecuanimidad de no dejarse identificar o arrebatar por el miedo.
Mientras la persona se va reorganizando psíquicamente y va recuperando el equilibrio interior, muchos miedos y temores van desapareciendo por sí mismos, incluidos el miedo al rechazo, a la negociación, a la aprobación, a la falta de consideración, a la falta de respeto, a la humillación, a la traición, a la injusticia etc.
Existen 2 tipos de miedo, el objetivo y el miedo subjetivo. Estos 2 miedos se implantan en el ser humano
El miedo objetivo es el que siento en mi propio cuerpo, y en mis propias emociones y viene de un gran recuerdo o de un evento similar que pasó hace poco o ya muchos años atrás.
El miedo subjetivo corresponde al que he escuchado de personas cercanas o lejanas donde hablan que hay que tenerle miedo a tal o a cual cosa, así como ir al dentista, en mi práctica, algunos niños o personas que acudían por primera vez al dentista, llegaban con mucho miedo sin haber ido antes a consulta, pero ¿qué es lo que pasa?, que algún integrante de la familia, alguna vez hizo un comentario acerca de que duelen los tratamientos odontológicos o el miedo que le tienen a la jeringa o a la inyección y esto genera en las demás personas un miedo que hasta les eriza la piel, como si estuvieran ellos sintiéndolo así que cuando se acercan al consultorio, pues se mueren de miedo sin ni siquiera probar si ellos van a experimentar dolor, aquí mismo pondría a las personas que viven una fobia o un miedo a algo o a alguien sin haberlo experimentado antes y hablando desde lo transgeneracional, es lo que vivió por ejemplo la abuela como un miedo objetivo por algo que le pasó y la bisnieta solo puede generar ese miedo que no es posible analizar por la ausencia del motivo, algo que se hace con las nuevas terapias donde se trabajan esas fobias o esos miedos diría yo, subjetivos que no dejan a las personas vivir una vida plena, porque viven allí hasta que con algún tratamiento se desaparecen total o casi totalmente.
Y como diría el Dalai Lama hay miedos que son justificados y son de utilidad y son medos que resultan en una situación que resulta delicada o crítica y entonces como decimos los mexicanos y colocándonos bien los pantalones, “vamos a agarrar al toro por los cuernos” y aunque estemos muertos de miedo lo hacemos porque sabemos que finalmente eso nos va a traer tranquilidad ya que resolverá algún conflicto que no se había logrado por mucho tiempo por el miedo. Sin olvidar que ese miedo puede desconcentrarnos un poco, pero el miedo más peligroso es aquel donde el miedo es tan irracional y puede llegar a abrumarnos y a paralizarnos por completo, ese sería el más negativo.
El amor ahuyenta el miedo y recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no solo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y solo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley
De lo que tengo miedo es de tu miedo
William Shakespeare
El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro
Woody Allen