Editorial

Pintor Albino – NORMA SALAZAR

RADIOGRAFÍAS

Pintor Albino

NORMA SALAZAR

 

Inició la noche más larga. Él con sus notables ojos azul cobalto mostró su espiritual sensibilidad que guardó en la mudez de su estudio. Se despertaron las duelas frágiles su corazón  solitario palpitó hoscamente como si fuera una tormenta que duró mucho tiempo arropada por los durmientes ventanales.

Ofreció al fiel  espectador una historia nunca más prohibida para mirar, contemplar y guardar en su alhaja memoria.

Pincel en mano, el pintor Albino centró la sombra cedida en el lienzo, al penetrar en lo poco visible de la tela encontró una sutil región que conducía al Templo Sagrado. Al instante descubrió otros pasajes que mostraba su boceto con nuevos aromas exóticos. Hombres y mujeres de seducidas miradas observaron  cajas de corteza en una esquina de la tela, se abrían para descubrir que tenían hierbas aromáticas.

El creador con su mano diestra trazó un Madero Sombrío, más que una imagen exponía un portento casi en el centro del esbozo, adonde  podía verse y oler  el bosque solitario.

Sus trazos poco a poco se fortalecían para  revelar el camino del norte hasta llegar al Valle Baldón, en el recorrido se encontraban sembradíos de cultivos de olivos que alegraban las esperanzas del transeúnte. Para el cómo creador era trascendental no ocultar el hallazgo de las buenas tierras de mijo y viñedos.

Celosamente el manto nocturno del bosque custodiaba la buena nueva llegada del hombre de pies descalzos con andar a paso de oveja, iba dejando su sombra en cada comunidad que lo acogía. Los rostros aborígenes mostraban su hospitalidad. El hogar de la comarca se transformó en una multicolor festividad en lo más alto de la pintura.

Las sacerdotisas y doncellas ataviaron al invitado con coronas de narcisos.

Sí, aquel estudio mudo se transformó en otoño abierto. Regresó a pintar, con lágrimas desahogó  los tapujos añejos.

Había iniciado una nueva era, sus historias se extenderían en todas las telas, así, emprendió el pacto, vendrían nuevos bocetos, miradas eternas, se abrirían las cajas de las memorias por recompensa.

 

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