JAZZ Y LEJANÍA
GABRIEL AVILÉS
A PULSO DE TINTA
presagiodemar@gmail.com
1
Escribo de nuevo a tu falaz lobreguez mientras Chad Baker me seduce con su música, los ventanales se deslíen por las hortensias que dejan su perfume entre gavetas y el tono púrpura de los albores.
Te rememoro con la sutileza del viejo gato que acaricia mis pies para quitarme la absurda dependencia a tu sexo, a tu boca de otoño, a tus jadeos después del jadeo y me embriago de ti y tu descendencia, esa descendencia que duerme bajo mi lengua.
Sabes las hortensias están cansadas, se alejan del jazz para volver a mi llanto, que dice ante el mutismo, te encontrare aún en los pistilos de adustas flores cuya fuerza se extinguió por una Lilith preñada.
2
Garabateo versos para anclar en tus flamas y me plagio las canciones de Silvio, “¿Quién fuera el mítico Simbab”, en mi caso, el Perseo cargando al infinito en acuosa transparencia, gota de llovizna cuya rueca se adentra a tus córneas para encallar en eclipses y no quedar en el puerto de los solitarios.
Te amé sin querer. Me acostumbre a tu fragancia de Narciso que pedía con aullidos ser amado.
Hoy, lloro por los narcisos que nacerán en otros vientres y no en los nuestros.