Al grito de “No somos delincuentes”, la caravana migrante, conformada por entre 4 mil y 5 mil personas principalmente de Honduras, llegó a México en medio un enfrentamiento con la policía federal.
Los migrantes rompieron el cerco de seguridad que había sido colocado como medida preventiva, se enfrentaron con piedras y golpes a los agentes de seguridad, quienes utilizaron gases lacrimógenos para tratar de contener el ingreso masivo.
El comisionado de la Policía Federal, Manelich Castilla, defendió el operativo y afirmó que buscaban evitar una vulneración de la frontera sur. Se dio a conocer que cinco migrantes y seis efectivos resultaron lesionados en la gresca.
Los migrantes tomaron el Puente Internacional Rodolfo Robles, en la frontera entre Guatemala y México, en espera de ingresar al país para continuar su camino hacia Estados Unidos.
Tras el enfrentamiento, autoridades nacionales transportaron a mujeres y niños a un albergue en Tapachula, Chiapas, en espera de atender la situación migratoria.