A pesar de la prohibición, el Gobierno de Estados Unidos ha separado a 81 niños migrantes de sus familias en la frontera con México desde junio.
Las dependencias mantienen la facultad de separar a los menores de sus padres en casos específicos, con argumentos como el peligro del bienestar o la salud del niño o si el padre tiene antecedentes penales.
Esas excepciones existían incluso antes de la política de tolerancia cero aplicada por el Gobierno de Donald Trump.