Editorial

FRANCISCO BARAJAS, EL HOMBRE QUE ENTIENDE LOS ESPACIOS DE DIOS – A PULSO DE TINTA

FRANCISCO BARAJAS, EL HOMBRE QUE ENTIENDE LOS ESPACIOS DE DIOS

GABRIEL AVILÉS

A PULSO DE TINTA

presagiodemar@gmail.com

Escribir sobre el artista plástico Francisco Barajas es ir desgajando a un hombre que hace de la pintura abstracta, su herramienta perfecta para presentar al espectador un lenguaje visual cuya virtud es crear en cada trabajo un microcosmos que refleja la definición de los espacios. Con más de treinta años de trayectoria la cual abarca no sólo la pintura, también la escultura y el grabado; sin embargo, en esta ocasión sólo me remito a su faceta pictórica.

Barajas se inicia como pintor desde muy temprana edad, con estudios en la Escuela de Iniciación Artística de Instituto Nacional de Bellas Artes donde aprendió diversas técnicas e iniciando su trabajo pictórico con temas figurativos, sin embargo, conforme pasa el tiempo, en lo abstracto encuentra su lugar dentro del arte a través de cada línea, el uso de color, usando la sinceridad del pensamiento para compartirlo con el que observa, con el que percibe la realidad desde el espíritu, más allá de lo sensorial.

Cada cuadro nace de cuestionamientos personales, del entorno y del arte, él mismo lo confiesa sin temor alguno; asimismo, el algunos de sus trabajos la forma se vuelve espacio y viceversa, lo anterior con la finalidad de crear diversas lecturas de sus obras.

“Paisaje Múltiple”, “El viaje de regreso a la Memoria”, “Universos Paralelos” y “La forma del Caos”, sus exposiciones individuales, revelan la forma en que Francisco percibe al mundo; ver su propuesta pictórica es dejar a un lado los límites sensoriales e ir a nuestras emociones, esas emociones que permiten desencadenar sentimientos nacientes desde los orígenes del tiempo hasta la explosión de los sentidos.

Otro punto interesante de Barajas es su originalidad a la hora de crear, éste no imita a nadie, no trata de sorprender a nadie, pues, el arte abstracto, no busca la aceptación de los críticos, ni que los espectadores tengan un gran bagaje cultural o cierta edad para comprender menos cumplir con algunas leyes estrictas de la estética sólo despertar nuestro sentir primigenio.

Para entender el trabajo de este creador visual solamente es necesario abrir nuestra mente, despejarla de todo miedo, de toda predisposición, ampliar la mirada, dejar volar nuestra imaginación, hacer uso de nuestras vivencias y dejar que algún pensamiento se vincule con las imágenes que nos ofrenda el pintor.

Él a diferencia de otros artistas no se siente un dios creando universos sino un inventor de las metáforas y espacios creados por Dios en su intangible fuerza quien usa la mano de este artista para darnos mensajes por medio de simbolismos cual evangelio visual cuyos salmos se perciben en cada trazo, en las líneas, en los colores usados, en el cuadro terminado para descifrar las contiendas del infinito.

Para finalizar esta columna escribo estos versos infiltrados en mi ser por la obra de Francisco Barajas:

Claroscuros

Azules desgarrando

La tesitura del cielo

Mientras el ocre

Desciende a los abismos

De un dios amorfo

Que fluye en tus manos

Para construir soles y espacios.

 

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