SOBRE LA MANIFESTACIÓN DE LOS PERSONAJES
MARIEL TURRENT EGGLETON
A TRAVÉS DE LA PLUMA
marielturrent@gmail.com
De hermosura escalofriante me pareció el edificio de la Ex penitenciaría Juárez, donde el pasado jueves 31 de enero presenté mi reciente novela, Hasta el último vuelo de Malix Editores. Y no podía ser más adecuado el escenario para la experiencia tan singular que viví en este sitio, joya de nuestro patrimonio, que alberga al Centro Cultural del ISSSTE.
Hablar de libros siempre me apasiona, pero en esta ocasión los asistentes eran gente sensible, amantes de la cultura y el arte que enriquecieron con sus comentarios la charla, convirtiéndola en un ameno intercambio de experiencias y emociones.
Para empezar, Gabriel Avilés habló de mi trayectoria con la entrañable nostalgia del pasado que nos une y posteriormente cedió la palabra a María Elena González Vale, quien leyó un bellísimo texto lleno de poesía sobre su travesía en las páginas de Hasta el último vuelo. Yo hablé del surgimiento de Malix Editores, de la creación literaria y de cómo se fueron construyendo mis personajes. Debo aquí retomar un poco mi discurso y compartirles que muchos de mis personajes han sido creados a la manera de Frankenstein. Son una especie de híbridos de muchas personas fantásticas que han ido apareciendo y desapareciendo en mi vida. Con ellos he armado personajes como Julio, Patrick, Olga, Leonardo y Camila. Sin embargo, hay personajes maravillosos que de pronto aparecen mientras estoy escribiendo y se integran a la historia, personajes que yo nunca había visto y de pronto me muestran cómo hablan, cómo se mueven, qué opinan de una u otra cosa y cómo reaccionan ante los sucesos. Estos personajes son sorprendentes, porque me enseñan cosas que yo no sabía, y de pronto los veo escuchando música o leyendo a un poeta para mi desconocido. Tal es el caso de Caco, en Hasta el último vuelo, del poema de Jaime Sabines que dio título al libro y de la Pequeña música hebrea de Ernesto Acher que, por cierto, María Elena González es la primera persona que me dice que ya la conocía y le encantó recordarla y seguir leyendo mientras la escuchaba.
Y es que en esta aventura de la creación de pronto uno se va reencontrando y encontrando con nuevos lectores, que nos hablan de lo que significó leer la historia. Esa noche ya casi al final se acercó a mí la tanatóloga Laura Salamanca López, quien me explicó que los personajes, a veces buscan a un escritor para que les de vida porque tienen algo que decir. Su comentario me puso la piel de gallina, y es que no puedo describir de mejor forma de qué manera aparecen estos personajes en las creaciones literarias. Eso me hizo pensar en esta visión que se tenía en la antigua Grecia de que el artista no es sino un mero instrumento de los dioses, y yo pienso, por qué no, de seres de otra dimensión que, a través de nosotros, se manifiestan.
Al final salí de ahí con mis queridos amigos Carolina Rojo, Gabriel Avilés y Jorge Eduardo Rosado, para recorrer las crujías e imaginar lo que habría sucedido entre esos muros en tiempos del porfiriato. Tal vez algún alma que nos haya visto circular por ahí, ya nos echó el ojo y pretende manifestarse a través de nuestra pluma.