Vivir y Morir Libres
Roberto Cardozo
Y Aquí Empieza el Abismo
Esta semana, a pesar de que se nos ha vuelto constumbre leer y estamos normalizando el hecho de los fallecimientos cotidianos, me enteré de la partida de dos personas que tienen mi reconocimiento por sus espíritus libres y por haber vivido y fallecido de una manera congruente con sus principios.
Más allá de la tristeza por la noticia, me queda la reflexión acerca de la fragilidad y lo efímero de la vida como para malgastarla en situaciones que no disfrutamos y para las cuales tenemos que usar máscaras que nos permitan sobrellevar las presiones sociales.
Estas personas murieron como vivieron, libres, rebeldes, al filo de la muerte todos los días.
Uno de ellos fue un delincuente desde muy joven y vivió su vida entre encarcelamientos y huídas de la justicia. Aclaro, no es que estar al margen de la ley sea algo bueno ni pretendo romantizar la idea de acciones como el narcotráfico y la delincuencia. Definitivamente no estoy de acuerdo con este estilo de vida, lo que rescato es la acción de saber desde pequeño cuál es nuestra vocación y entergarnos a ella a costa de pagar todas las consecuencias.
El otro, un profesionista que, a sabiendas de que comer como sólo él lo hacía le traería consecuencias, las que funestas llegaron más pronto de lo que quisiéramos los que nos quedamos y que, quizá, llegaron después de lo que mi amigo imaginó.
No es el primer amigo que pierdo por la terquedad de vivir como se quiere y a sabiendas de las consecuencias, pero estos momentos pandémicos hacen que sus partidas tengan un efecto más dramático al estar reflexionando si lo que hacemos es realmente lo que queremos y si hemos hecho todo lo que deseamos ante el constante y frío acecho de la dama de la guadaña.
Estas noticias son las que nos llevan a repensar nuestras posiciones ante la vida y ante el mundo, nos arrastran por una introspección que debe despojarse de cualquier velo sesgado e iluminarse con la realidad de las ideas. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Qué quiero hacer realmente? Y, de nuevo ¿Qué estoy haciendo para llegar a ese lugar nirvánico de plenitud vital?
Ser libres nos hará recibir con una sonrisa el último latido y partir magnificientes hacia el camino sin retorno, tal como decía Bukowski, encuentra lo que amas y deja que te mate.