TANATOLOGIANDO
¿PERSONALIDAD SALUDABLE?
LAURA SALAMANCA L.
Según Eric Berne, el padre del análisis transaccional, las personas sufren en la vida adulta porque no llegan a madurar e insiste en el ingenio y el esfuerzo que la persona tiene de hacer para que otras personas atiendan sus necesidades y deseos de la forma, como quería que sus padres lo hicieran durante la infancia. Y reiteraba que una personalidad saludable debería afirmar su propio valor personal, exigiendo cosas razonables a otras personas, como conviene a un adulto y desarrollar la honestidad simple en el trato con los demás.
En el siglo XIX los filósofos existencialistas Kierkegaard y Nietzsche y en el siglo XX Heidegger, Marcel, Sartre, de Chardin, Tillich y Buber, escribieron acerca de las implicaciones que tiene la libertad para la condición humana. Según ellos el ser humano tiene la capacidad de escoger su conducta e ir configurando sus esencias o sea sus características en cualquier momento. Las personalidades saludables adultas aceptan la responsabilidad de sus acciones, toman decisiones y buscan trascender los efectos limitativos que en su conducta tienen las incapacidades, las presiones sociales para la conformidad, el estrés desmedido, y los impulsos y sentimientos biológicos. Se vuelven conscientes de las presiones que estas fuerzas impersonales ejercen sobre las acciones, pero escogen si cederán a ellas o si las combatirán. La personalidad saludable despliega coraje para ser, o sea, devela los sentimientos y creencias propias y acepta las consecuencias que sobrevienen a tal afirmación y dejar que otros lo conozcan así como es o esconder o falsificar al propio yo real. En conclusión el ser humano puede escoger y de este modo formarse a sí mismo.
Según la perspectiva Gestalt, Fritz Perls, afirma que la persona media, teme a la vida y a experimentar el aquí y el ahora, es miedoso y teme a la acción espontanea, por lo que suele vivir en el pasado con recuerdos obsesivos o en el futuro con expectativas ansiosas de catástrofes. Al experimentar su yo dependiente y desamparado, este individuo recurre a otras personas para buscar apoyo y cuando los demás no cumplen sus expectativas, esto le enoja. La personalidad saludable se esfuerza por emanciparse de las relaciones dependientes con otras personas y es capaz de tener consciencia de las percepciones y sentimientos en vez de dedicarse al recuerdo o a la imaginación, su acción es espontanea; Fritz Perls le dio un énfasis a la importancia de la autosuficiencia de valernos por nosotros mismos, en vez de depender de otros para nuestra seguridad.
Albert Ellis desarrolla la terapia racional emotiva para resaltar el hecho de que trata con los sentimientos, pero no se interesa por el pensamiento racional acerca de los problemas de la vida. Dice que las personas neuróticas dicen cosas sin sentido y se abstienen de la existencia vital por temor a consecuencias catastróficas, no piensan con claridad y no verifican la validez de sus pensamientos y se adelantan a los hechos buscando un desenlace incomodo o negativo. Ellis convence al paciente de que intente formas de vida que generen satisfacción y desarrollo ya que el pensamiento equivocado puede paralizar a una persona.
Jurgen Ruesch dice que la personalidad saludable, es la habilidad para dar respuesta a los numerosos problemas que intervienen en la comunicación con otras personas y comenta que el temor de comunicar ciertos aspectos de la experiencia propia a otras personas, puede desequilibrar seriamente la salud, mientras que la comunicación honesta y libre permite lograr el amor y el desarrollo.
La búsqueda de la salud y la felicidad ha existido desde que la gente ha sido capaz de reflexionar acerca de la condición humana. En el oriente los monjes y filósofos hinduistas, budistas y taoístas se preocuparon desde hace muchos siglos por saber cómo podría el ser humano liberase de sí mismo, de los hábitos rígidos para obtener una existencia más feliz y libre, y los que obtenían la liberación y la iluminación se convertían en maestros y trataban de ayudar a los otros. Alan Watts se dedicó al estudio de las filosofías orientales por muchos años y encontró cierta semejanza entre la meta de la liberación que los budistas ofrecen a sus discípulos y la de la personalidad saludable que los psicoterapeutas ofrecen a sus pacientes desequilibrados y se percató que el budismo Zen considera que el sufrimiento neurótico es resultado de separarse radicalmente de la naturaleza, de otros seres humanos y de nuestro organismo y en el proceso de separar del yo, la persona pierde contacto con el flujo o proceso de la vida que es espontaneo. La liberación ocurre cuando la persona es capaz de adoptar la actitud de “dejar ser” o “dejar pasar” o sea “dejar ir” a la consciencia, al yo controlador. Cuando una persona deja de intentar que sucedan las cosas, cuando alguien deja de esforzarse por hacer que su comportamiento sea el deseado, se afirma que los eventos o la conducta deseada ocurrirán de forma espontánea. En el budismo Zen, la personalidad saludable comparte la liberación de la restricción obligada y el control sobre el pensamiento espontaneo, el sentimiento y la acción, implica la consecución de una actitud de ser uno mismo y dejar que los demás y la naturaleza sean como son.
-En el progreso de la personalidad, lo primero es la declaración de independencia y a continuación, el reconocimiento de la interdependencia
Henry Van Dyke