RADIOGRAFÍAS
El legado Maya
NORMA SALAZAR
A la Dra. Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva
Hoy, tiempo contemporáneo han llegado nutridos argumentos de grana cultura que fundaron los mayas prehispánicos, en un vasto territorio que comprende loa actuales estados de México que son: Campeche, una parte de Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán en nuestra frontera del sureste se encuentran los países: Belice, Guatemala y parte de Honduras. Estos testimonios se encuentran con un gran número de textos escritos en caracteres jeroglíficos sobre piedra, estuco, cerámica, huesos, jade, madera y diversos materiales sin perder de vista los códices que están elaborados por tiras de papel de amate o de ´piel de venado. Todos estos testimonios escriturales son la forma de expresión gráfica de la historia, sus pensamientos, sentimientos e ideologías de una de las grandes culturas prehispánicas en nuestro país como lo fue la civilización maya; aunque la labor escritural que desarrollo esta cultura antigua es más notable en los descubrimientos de cronología, religión, historia, astronomía y, por supuesto, las actividades cotidianas de la comunidad. La forma de interpretar la escritura de los códices e inscripciones forma parte del acervo arqueológico y no del acervo literario. Déjeme, precisar algo relevante en su momento amable lector, el conocimiento de la escritura no estaba íntegramente al alcance de todas las clases sociales de la población maya, es decir, tenían un privilegio grupos de orden político y sacerdotal en los periodos del Clásico (300-900 d. C), el periodo Posclásico (900-1500 d. C). Referente con la escritura se instruía a los que ejercían un cargo sacerdotal también a los futuros gobernantes, nobles pero los que predominaban en primer lugar eran los sacerdotes que realizaron y manejaban los códices. Reitero, una acotación el pueblo no permanecía absolutamente ajeno al contenido de ellos, puesto que eran facilitados en las festividades religiosas a cargo de los sacerdotes creaban una sesión oral, apoyándose en los códices. Asimismo en las ceremonias se representaban de forma dramatizada los mitos, los ritos y la historia, todo esto lo podemos comprobar literariamente en una de las más emblemáticas obras cometidas, La Relación de las cosas de Yucatán se le debe al obispo Fray Diego de Landa y también lastimosamente acciones no gratas en el periodo del ocaso cultural del Posclásico bajo el dominio de los españoles como lo describe en Auto de fe de Maní
“Hallémosles gran número de libros de estas sus letras,
y porque no tenían cosa en que no hubiese supersticiones y
falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual
sintieron a maravilla y les dio mucha pena”
Aquí, uno de los momentos históricos donde se perdieron en los primeros siglos de la Colonia aquellos textos y quienes sabían leerlos. Una cultura, esa gran civilización no feneció del todo, su propia identidad ante la conquista española se mantuvo; su pretensión de guardar por escrito sus tradiciones, rituales, religión, su acontecer histórico, sus celebridades e incluso sus mundologías con el entorno han repercutido en lo hondo de los cambios entre los mismos mayas. La fundación fue atroz bajo una nueva ordenanza político-social sin olvidar una nueva religión impuesta, aprender el alfabeto nuevo. Muchos mayas tomaron la decisión de aprender el alfabeto latino y escribirlo sin abandonar su herencia cultural, se sirvieron del aprendizaje latino para escribirlo en su propia lengua y fueron recaudando datos añejos depositados en sus antiguos códices a su vez las tradiciones orales fueron su complemento para crear nuevos libros, también rescataron aquellos sucesos y autores que les tocó vivirlo. A la par de los libros indígenas, después de la Conquista podemos referir que es una literatura nueva, la literatura maya. La relación de los principales libros mayas es tan vasto como el mismo territorio maya, en pleno siglo XXI se hablan veintisiete lenguas mayanses donde se expanden en el norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas y se encontró una más en el huasteco. Los textos en yucateco; provienen de diferentes poblados de la Península de Yucatán, claro ejemplo es Libros del Chilam Balam, éstos reciben su nombre del sacerdote taumaturgo nombrado Chilam Balam que vivió un poco antes de la llegada de los españoles y predijo su llegada como el dominio e imposición de su religión, aparecen en varios capítulos sus predicciones. Su nombre se compone de dos términos: chilán “el que es boca” y balam “jaguar o brujo” su traducción sería “brujo profeta”. Esta obra literaria no está estructurada como tal, sino está trazada con un sentido agudo unitario, cada libro es una compilación de aquellos escritos disímiles con origen de diversas épocas. Otro de los vértices de la literatura maya se encuentra en el rubro de la literatura mística y profética, aquí leeremos narraciones aisladas hasta los más grandes mitos de la cosmogonía que trataba de explicar todo lo referente del universo; en los relatos aislados se localizan las numerosas deidades, los dioses de los puntos cardinales o Bacabes (Libros del Chilan Balam, Ritual de los Bacabes). Otro libro piramidal es el Popol Vuh, el mito del origen del Sol y de la Luna estos protagonistas se relacionan a través del juego de pelota con los dioses del inframundo y nos revelan el sentido simbólico de este juego a pesar de la llegada de los españoles y a contra corriente tenía un representación de orden más profano que religioso, trascendental ritual como hoy en día podemos observar en los existentes campos de juego de los centros ceremoniales .Para los quichés: el juego surge también apuntando al movimiento de los astros, y no nos exhibe una oposición entre la Luna y el Sol, sino entre los seres luminosos (Sol y Luna) y los seres de la oscuridad (los dioses del inframundo), por lo que la batalla no sólo personifica la dinámica astral, aunado a la pugna de la iniciación de la vida. Déjeme ser enfática; la expresión religiosa más substancial en los textos es el mito cosmogónico que leemos en las obras de Los Libros del Chilan Balam, El Popol Vuh y los Anales de los Cakchiqueles con los relatos del origen del COSMOS son esencialmente los dioses que tuvieron los mayas prehispánicos nos revelan que los mayas de Yucatán como los de Guatemala compartieron la misma cosmovisión con otras de las civilizaciones como los nahuas, esto significa un trasfondo de creencias religiosas usuales a nivel mesoamericano. El mito del Popol Vuh convenientemente estructurado se inicia con la imagen de los dioses creadores, localizados en un escenario estático de mar y cielo donde se concretará la máxima obra de la creación. El agua brota en este mito como la iniciación en el manuscrito del Chilam Balan de Chumayel el umbral vital que sostiene al mundo sale como una “serpiente de vida con los cascabeles de su cola”, claramente podemos visualizar a Quetzalcóatl, “la serpiente emplumada” Termino ávidos lectores con un pasaje que expresa el dinamismo pero de una forma más abstracta en la ideología de los patrimoniales mayas que nos heredaron su gnosis armónico, Popol Vuh
“Cuando no había despertado el mundo antiguamente, nació el Mes y
empezó a caminar solo…nacido el Mes creó el que se llama Día y creó el cielo
y la tierra, por escala: agua, tierra, piedras y árboles”