Editorial

Velocidad, tiempos, movimientos y la salud – La velocidad de pensamiento

Velocidad, tiempos, movimientos y la salud

La velocidad de pensamiento

Eduardo Aguirre

 

Con el permiso de sus rostros, de sus espíritus y del Universo les damos la bienvenida desde Cancún, su amigo Lalo Aguirre a su espacio de reflexión, “la lectura como medio de sanación”. ¡En donde encontraremos cualquier tema que sane o ayude a sanar por medio de la lectura!

En esta ocasión deseo compartirles un análisis y conclusión que tuve después de tener una experiencia vivencial personal y de leer varios libros interesantísimos en donde encontré información que analizaremos brevemente. Situaciones que ya muchos especialistas, terapeutas y técnicas holísticas han demostrado y advertido claramente desde ya hace varios años. Nos referimos a los estilos de vida que aceptamos y adoptamos, también incluidas en el problema están las ideas y creencias que de igual manera aceptamos y adoptamos para nuestras vidas. La mayoría de las veces lo hacemos con la intensión de ser mejores, por imitar a otras personas o por simple gusto o atracción, pero en ocasiones podrían estar siendo infundadas y no pertenecer a los atributos de un ser humano, mucho menos pertenecen a algún estilo de vida saludable.

En detalle nos referimos a la velocidad a la que vivimos, los tiempos que le damos a cada actividad, la elección de “¿qué movimientos hacer para lograr el propósito?” y como estos factores están íntima y directamente relacionados con “la salud”.

En esta publicación, nos concentraremos en el tema de la velocidad en nuestras vidas.

Primero quiero contarles una anécdota como ejemplo, para ilustrar mejor y porque es una historia local verdadera para poder empatizar con los lectores de la comUNIDAD. Soy un adulto que está en los 40’s de edad, y hace aproximadamente 25 años mientras me encontraba recién llegado a Cancun y apenas adaptándome al lugar. Una vez en esta etapa de inicio, me encamine a la dirección de tránsito municipal a tramitar mi licencia de manejo, en donde era parte del trámite tomar un pequeño curso de media hora en donde nos mostraron un video de no más de cinco minutos para reforzar el conocimiento explicado.

El tema era “la importancia de las señales de tránsito” y más aún el objetivo del material visual fue la importancia de “obedecer” dichas señales. En el video nos indicaban un sencillo ejemplo que comparaba a un sujeto manejando su automóvil en dos situaciones diferentes, la diferencia radicaba únicamente en la velocidad a la que se desplazaba el sujeto en su auto. En la primera situación, el sujeto conduce su vehículo a una velocidad de 200 kilómetros por hora y en la segunda situación el sujeto conduce el vehículo a 70 kilómetros por hora. En ambos casos se le pidió voltear hacia alguno de sus costados (izquierda o derecha) en algunas ocasiones durante el trayecto. El ejercicio consiste en que una vez que se hizo el recorrido en el auto, al final se le pregunta al conductor los detalles que pudo apreciar en cada momento que se le indicó voltear a su costado mientras manejaba manteniendo las velocidades indicadas en cada caso.

El resultado del experimento es que en el caso de ir a 200 kilómetros por hora el conductor solo pudo mencionar que se percató de dos o tres detalles, por el contrario, en el caso de ir a 70 kilómetros por hora el conductor pudo mencionar varios detalles, muchos más y mejor descritos que el caso anterior. Con este experimento podemos notar que por lógica y nos ha pasado, cuando vamos viajando en un automóvil y vamos como pasajeros y vamos viendo por la ventanilla, al imaginar esto podemos notar que si vamos a 200 kilómetros por hora solo veamos pasar las cosas rápidamente sin oportunidad de percibir los detalles, inclusive hay gran posibilidad de “perder” completamente de vista algunos detalles.

Fue ahí donde me percaté de la importancia de la velocidad a la que vamos, esto es así en nuestras vidas en cada momento. He observado que gradualmente debido a factores como la competitividad, el progreso y el desarrollo tendenciosamente manipulados sumado a una gran cantidad de información que nos rodea y que nos invita e indica ir “más allá” vamos poco a poco acostumbrándonos a dicho entorno, de tal manera que en algún momento se baja la guardia y se aceptan estas nuevas ideas, gustos y preferencias que son inducidos por herramientas poderosas como la televisión, internet, la publicidad y peor aún por los sistemas de educación oficiales y no oficiales.

En lo personal creo fielmente que esto es lo que nos ha llevado a ser seres básicos y vacíos, no nos conocemos ni a nosotros mismos, no sabemos cómo funcionamos, como nutrirnos e ignoramos que debemos “darnos mantenimiento”. El ser humano actualmente está en una etapa en la que no es posible “ir más allá” y debe detenerse, retraerse y mirar hacia dentro de sí mismo, de dejar de buscar afuera. Definitivamente comparando esto con el experimento del conductor, podemos deducir claramente que el conductor que va a 200 km será proporcionalmente propenso a sufrir un accidente, mientras que el conductor que viaja a 70 km tendrá más información “dura y fidedigna” del camino lo que le permitirá salir mejor librado. De igual manera en nuestras vidas, la mayoría de los accidentes suceden porque vamos a una velocidad no apropiada para lo que se esté haciendo.

Adoptar estos patrones de conducta es fácil, sucede gradualmente, a veces sin estar conscientes de que estamos aceptándolos, estemos alertas y auto observémonos constantemente, pongamos atención si la velocidad a la que vamos es la adecuada para la actividad que se esté haciendo, recordemos que no solo físicamente debemos observar nuestra velocidad, sino también “la velocidad de pensamiento”, a veces ir demasiado rápido no significa pensar “inteligentemente”, eso es solo es “pensar rápido” y eso es demostrable que es uno de los factores que generan el caos en nuestras vidas.

Por ahora despedimos y agradecemos de parte de su aventura literaria “la lectura como medio de sanación”. Les agradezco su tiempo y espacio por acompañarnos, les mando un gran saludo cósmico, su amigo Lalo Aguirre el Dragón Planetario Rojo 101…

Inlakech

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