El principio del caos
Mauricio Ocampo C.
Cuenta el libro viejo que en el principio sólo agua había y que los dioses habitaban los océanos contemplando el universo, que las estrellas parpadeaban en un canto de ballena azul y que un armadillo habitaba la luna provocando sus fases según la posición en que durmiera. También está escrito que los dioses primeros crearon de la nada a todo ser vivo; desde las hormiga hasta el elefante; que los dioses, al ver concluida su creación, les pidieron invocar al huracán, Chipi/Calculhá, corazón del cielo, creador progenitor. Al darse cuenta de que los animales no tenían voz, los condenaron a matarse entre ellos, pero su nobleza los hizo respetar el todo. Entonces llegó la lluvia y el Huracán se regocijó en rizas arrasando su creación, pero sin exterminarla. El agua del huracán que se mezcló con la tierra fue usada para darle forma a otro ser que pudiera adorar a los dioses, así usaron el barro, pero el ser construido de barro no podía hablar ni caminar, entonces los dioses primeros lo deshicieron y crearon otro ser de maíz, pero a éste lo devoraron los cuervos, hasta llegar a lo que hoy somos: una estirpe de triste melancolía. Cuando los Dioses vieron consumada su creación, se creyeron felices y victoriosos, porque al fin iban a ser consagrados. A aquel ser lo llamaron hombre. El hombre aprendió la lengua del viento y desarrolló con el tiempo la razón, y con ella, descubrió que había sido creado para adorar y no para ser libre, entonces inventó la guerra y volcó sobre sus creadores su ira matándolos a todos, pero ésta ira se convirtió en odio, odio que lo ha llevado a aniquilar todo, odio que ha dado como resultado el principio del caos.