Salinger: radiografía del desánimo
Mariel Turrent
«Goddam money. It always
ends up making you blue as hell.»
Me encanta que me cuenten historias, pero me gusta más que alguien me cuente una historia suya. Cuando tuve en mis manos El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger, el título me hizo pensar en uno de esos pueblos rurales de Estados Unidos. Para mi sorpresa, la historia nos hace recorrer las calles de Manhattan de la mano de Holden Caufield, un estudiante que, como el autor, es hijo de una familia acaudalada de Nueva York, expulsado de varias escuelas y con un historial problemático. La historia nos muestra una época de angustia y conformismo propia de la Guerra Fría, y la confusión de una juventud que lejos de desaparecer se ha intensificado a medida que el mundo cambia a pasos agigantados, abriendo aún más la brecha generacional.
Aunque el libro apareció en 1951, podemos reconocer en su personaje a un joven actual, apático e indiferente que cuestiona y se cuestiona, que es capaz de provocarnos con su rebeldía, enredarnos en esa depresión que lo vuelve obsesivo e incluso enternecernos con su inocencia. Caufield no sólo cuenta su historia y lo que le sucede en un par de días que transcurren a partir de que lo expulsan de la escuela, sino que reflexiona sobre sí mismo y su entorno dándole perspectiva.
Con un lenguaje fluido y franco, y un personaje descaradamente abierto, Salinger —que este año cumplió diez años de muerto a sus 91 años— convierte a Holden Caufield en el antihéroe de la literatura estadounidense, causando todo un suceso positivo. Sin embargo, su culto se vuelve trágico en la mente enferma y fanática de David Chapman, quién tras haber asesinado a John Lennon declara haberse inspirado en la novela para cometer su crimen.
Tras haber vendido más de 60 millones de ejemplares en el mundo El Guardián entre el Centeno sigue vivo entre los jóvenes, quienes en las frases de Holden encuentran aquello que los explica a sí mismos, el espejo que refleja el interminable sinsentido de la vida, un laberinto del que no se puede huir. Es un libro para los que son y fueron jóvenes y para todo aquel espectador como Holden que, a pesar de su gran sensibilidad, no logra permear los sentimientos al alma.
Después de haber publicado cuatro libros y logrado la fama mundial, J. D. Salinger, decidió ocultarse del mundo por más de cincuenta años y no volver a publicar. Tal vez había dicho todo lo que tenía que decir en la voz de ese adolescente al que sentí muy cerca y me hizo reír, pero también llorar. Quizá todo estaba dicho para aquellos a los que nos gusta que nos cuenten historias.