Editorial

Como siempre, los propósitos – Y Aquí Empieza el Abismo

Como siempre, los propósitos

Roberto Cardozo

Y Aquí Empieza el Abismo

 

Año con año se tiene por tradición hacer planes y pensar en nuestros famosos propósitos, doce, uno por cada campanada, uno por cada uva, según mandan los cánones culturales en muchas familias alrededor del mundo. Planes y propósitos que en su mayoría se quedarán únicamente en buenos deseos y en una práctica de reciclaje tal, que la misma Greta Thumberg nos felicitaría.

Pero no es tan malo, por supuesto. Lo bonito de estas tradiciones culturales tan arraigadas es que nos permiten mantener ilusiones, ya que de otra manera estas épocas de inicio de año serían aún más depresivas de lo que ya lo son.

Todo inicio siempre será bueno, siempre será importante tomar un respiro, voltear al pasado, cerrar e iniciar de nuevo. Pero a la vez, todo inicio implica ir dejando atrás y es una acción que no muchos están dispuestos a llevar a cabo, por lo que en estos “inicios” terminan siendo hámsters corriendo en ruedas sinfín.

Todo inicio implica un placer, una emoción, una ilusión, que son los combustibles del alma. Por lo tanto, para seguirnos moviendo necesitamos saber cómo y cuándo dar por terminado algo y empezar con lo nuevo, tal es el caso de los años.

Este año, como todos los anteriores, podemos intuir que al final nos detendremos solamente para contemplar cómo no realizamos los ilusorios propósitos por los que quizá estuvimos a punto de perder la vida atragantados con las doce uvas; pero habrá valido la pena la pura emoción de imaginar que, por fin, después de reciclarlos tanto, cumplimos alguno de los doce.

Desde hace mucho que no tengo mis doce propósitos, pero sí me doy el tiempo para pensar en qué consistirá mi nuevo inicio, como la guitarra que este año me compré y que seguramente me acompañará no solo este año, los que vienen.

También es bueno, queridos lectores, que se propongan leer ese libro que ha esperado por años, al menos iniciarlo.

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