Editorial

Los Días Tristes – Y Aquí Empieza el Abismo

Los Días Tristes

Roberto Cardozo

Y Aquí Empieza el Abismo

 

Desde hace unos años que se acuñó el término de “Blue Monday”, a partir de una campaña de marketing, la cual ha tenido mucha aceptación en varios países, incluyendo el nuestro.

Lo importante a rescatar, a pesar de que todo ha sido un invento y el propio autor del concepto inició tiempo después otra campaña para desestimar su creación, es cómo las personas realmente dicen sentirse tristes, o al menos sienten que este día en especial reciben las más tristes noticias.

Esto me hace pensar en la necesidad que tenemos como personas de tener al

menos un día donde sea aceptado estar triste, ya que este es uno de los sentimientos que solemos rechazar por tratarlo como algo negativo.

Si nos ponemos a observar, la mayoría de las fechas en México son de celebración, incluso el día de muertos, que implicaría la tristeza de recordar a un ser querido ya fallecido. Esto hace que nos sintamos socialmente presionados a estar todo el tiempo celebrando. Cuando no es el Guadalupe – Reyes, es el Carnaval (en algunos estados), si no, el Domingo de Pascua, “el grito”, Navidad, entre tantas celebraciones en las que podemos ir incluyendo Halloween y Thanksgiving, porque si de celebrar se trata, celebramos hasta tradiciones de otros países.

Todo esto implica que muchas personas repriman este sentimiento tan humano como todos, volcando las frustraciones en situaciones, por lo general, trágicas. Por esto debemos plantearnos la necesidad de que la tristeza, tal como la felicidad, sean vistos como lo que son, sentimientos y estados naturales de los seres humanos y que deben, por lo mismo, ser tratados como una parte implícita de nuestro desarrollo personal.

Para que esto suceda, como primera parte tenemos que aprender a identificar nuestros sentimientos, darles voz, darles cabida y prestarnos atención hacia nuestros interiores; después de esto, reconocer que es nuestra naturaleza sentir y que no hay negatividad en todo lo que aceptemos propio.

Cuando reconozcamos esta parte de nosotros, estaremos camino a una madurez emocional que nos permitirá saber que el tercer lunes de enero no necesariamente es el día más triste del año, que probablemente tengamos más de un día triste al año y que probablemente, como quizá lo fue el pasado 2020, tengamos años que sean completamente tristes.

Estamos ante un 2021 que no promete mejores cosas y que se perfila para estar cerca de lo trágico de su anterior, por lo menos.

Estamos ante la oportunidad de sabernos seres con un abanico amplio de sentimientos que incluyen la tristeza y trabajar en el manejo de estas emociones. No está mal sentirse triste, lo que está mal es quedarse sin hacer algo al respecto. Quizá este año sea uno de los más tristes, pero que también sea el que más nos vea crecer.

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