POETA MALDITO
GABRIEL AVILÉS
A PULSO DE TINTA
presagiodemar@gmail.com
El poeta maldito vive al azar,
perseguido, sin rumbo fijo,
memorias de rascacielos,
podredumbre entre piernas, solitario,
despreciado por la partera y la madre
que lo expulsaron a este mundo.
Tiembla al reconocerse
en las córneas de los espantapájaros,
oye Adelé para no asfixiarse
y un té para tres de Ceratti.
Lleva en sus pantalones roídos,
un libro de Kafka y apuntes de varios poemas
escritos en servilletas y borrados con ron.
Fuma para distorsionarse
en las murallas de sus holocaustos,
sobreviviente del exterminio,
ningún lugar para dormir,
su insomnio, amante de veinticuatro horas.
Al final, nada fluye
sólo un verso moribundo entre sus bragas.